Obama y el libre comercio

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En el editorial de este medio del pasado 12 de julio se menciona que la entrada al poder de la administración demócrata en EE. UU. no tuvo como consecuencia la renegociación del TLC. Parece importante comentar con más detalle esta afirmación y analizar lo que ha sucedido en este año y medio de administración demócrata en Estados Unidos con respecto a los TLC, particularmente en lo que refiere a Costa Rica.

Si bien es cierto hasta hoy la administración Obama no ha intentado renegociar los TLC que tiene EE. UU. en vigor (aunque la idea se planteó de alguna manera en los medios en el marco de una de las primeras reuniones de presidentes de Nafta), también ha sido evidente que durante la administración Obama no se han logrado aprobar todavía ninguno de los tratados que estaban pendientes, como es el caso de los TLC con Panamá, Colombia y Corea del Sur. Todavía al día de hoy no está claro si esos tratados entrarán en vigor algún día.

Lo anterior es una peor consecuencia que la eventual renegociación de tratados que se pudo prever podría ocurrir con el cambio de administración. Para el caso de Costa Rica que el tratado ya estaba aprobado por el congreso estadounidense, hay que recordar que para ponerlo en vigor requeríamos ser certificados por el poder ejecutivo, y si bien logramos obtener esta certificación antes del cambio de Gobierno, se debe recordar que la administración demócrata no tuvo reparo en suspendernos la cuota azucarera al momento en que nuestra asamblea legislativa se retrasó en aprobar la última ley de propiedad intelectual, situación que eventualmente fue resuelta, pero no sin antes causar serias pérdidas al sector azucarero nacional.

La solución que se presentaba durante la discusión previa al referendo por parte de algunos opositores al TLC era esperar el cambio de administración en EE. UU. para renegociar el tratado (como Costa Rica quería). Hoy queda muy claro que no solo la renegociación era un sueño inalcanzable, sino que la consecuencia de haber esperado seguramente hubiera sido que el tratado no entrara en vigor, lo que hubiera tenido un alto costo para el país.

Gracias a la entrada en vigor del TLC, nuestro país es hoy más competitivo y ha logrado consolidar su política de comercio exterior así como sus relaciones con Estados Unidos, nuestro socio comercial más importante. Aprobar el TLC nos permitió negociar con éxito un TLC con China y un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, y sacar otras tareas importantes como la nueva ley de zonas francas.

Seguimos siendo un país atractivo para invertir aún en una importante crisis económica, y ahora debemos aprovechar las ventajas que tenemos frente a otros países con los que competimos en el mercado global y que no tienen TLC.