Nuestra ‘Costa’ es ‘Rica’ gracias a los tiburones

Cada tiburón vivo ofrece invaluables servicios ambientales y significa enormes ganancias económicas para el país

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Los tiburones han estado más tiempo en el planeta que los árboles, y son extremadamente hábiles en su trabajo de regular las poblaciones de otros animales.

Es un trabajo tan delicado y necesario que decenas de investigaciones científicas demuestran que en los sitios donde las malas prácticas acaban con los tiburones ocurre un desastre ecosistémico que termina siendo un fenómeno similar a una desertificación marina.

Sin tiburones para regular el delicado equilibrio de las poblaciones de peces, los depredadores más pequeños quedan rápidamente sin control, y pueden acabar por completo con los peces chicos y los alevines más grandes.

El expediente 21754 aspira a cumplir con la obligación legal de proteger a los tiburones de la amenaza de extinción que sufren. Múltiples estudios nacionales e internacionales alertan sobre caídas drásticas en la cantidad de tiburones.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cataloga al tiburón martillo en peligro crítico de extinción. Si no se toman medidas firmes de conservación, el país perderá una especie emblemática y muchos otros tiburones.

Protegerlos es cumplir con la ley de Conservación de Vida Silvestre y la de Pesca, pues ambas prohíben expresamente el comercio de especies marinas bajo amenaza.

Algunos legisladores se oponen al proyecto y plantean un escenario en el que proteger a los tiburones atentaría contra el empleo en las costas, pero nada más lejano de la realidad.

Particularmente en el Pacífico norte y sur, dependen en gran medida de actividades turísticas como el buceo. Gracias a los atractivos naturales de nuestros mares, sitios como islas Murciélago son sumamente atractivos para el buceo con tiburones.

Cada tiburón vivo ofrece invaluables servicios ambientales y significa enormes ganancias económicas para el país. Los turistas pagan cifras millonarias para tener la oportunidad de verlos en la isla del Coco y en la isla del Caño.

Pero estas especies están disminuyendo incluso en las zonas protegidas. Las preocupaciones por el desempleo que inquietan a los diputados palidecen en comparación con el desastre económico, ambiental y ecosistémico que implica la extinción de tiburones.

Los legisladores que creen que acatar la ley dejaría sin empleo a miles de pescadores olvidan que con la extinción la cantidad de desempleados sería muchísimo mayor a corto plazo, pues no solo perderían su fuente de alimentación quienes se dedican a la extracción de tiburones, sino también quienes dependen de especies de interés comercial reguladas por los mismos tiburones.

Dejar nuestros mares sin tiburones causará irremediablemente una ola de pobreza. Los biólogos nos hemos pronunciado sobre la delicada situación de los mares desde hace años, y los legisladores necesitan comprender que sin asesoría científica de calidad es imposible tomar decisiones económicas y ambientales correctas.

No estamos ante una disyuntiva sobre la conveniencia o no de pescar tiburones, estamos lanzando una advertencia. De seguir el rumbo que lleva el país, habrá un colapso poblacional de tiburones, con la consecuente disminución de la abundancia de especies de alto consumo, como el pargo, porque se dañará permanentemente el equilibrio ecosistémico que mantiene las poblaciones saludables.

Más allá de las terribles implicaciones ecológicas de una extinción local, el problema puede verse también desde una óptica económica. Los tiburones son mucho más valiosos vivos, brindando sus servicios como reguladores en los ecosistemas, atrayendo turistas y embelleciendo nuestras aguas.

Si la preocupación de los diputados opuestos a cumplir con el mandato de la Sala Primera es laboral, ¿por qué no capacitar a los pescadores de palangre en otras artes? ¿Por qué no aprovechar los atractivos naturales de las costas para desarrollar otro tipo de industrias, que produzcan mayores ingresos a la población? Aún estamos a tiempo de dar un ejemplo histórico de conservación y desarrollo de la mano del medioambiente. No permitamos que la falta de conocimiento nos deje sin tiburones, sin empleo y sin comida.

ccastroa1707@gmail.com

El autor es biólogo.