Necesitamos gestores y creadores de cambios

Atrás quedó la era de la industrialización, el intelecto es la herramienta de hoy

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Al observar el comportamiento del hombre, constatamos que es reacio a la adopción de cambios y evade, hasta donde sea posible, aquellos que alteran el statu quo, aun cuando de estos pueda obtener más beneficios.

Paradójicamente, la mayoría de los cambios que afectan su vida son producto de sus propias capacidades intelectuales y de razonamiento que le permiten crear y afectar de manera positiva o negativa su entorno natural y social.

La historia nos muestra que vivimos en constante cambio, y cómo cambiando la forma de pensar o de hacer las cosas progresamos como sociedad, por lo que en lugar de evadirlo o postergarlo deben desarrollarse habilidades para adaptarse, sobre todo, en momentos como los actuales porque suceden rápidamente.

Costa Rica no escapa a los cambios generados por los avances tecnológicos de las últimas décadas, y hemos pasado de ser un país dependiente de la exportación de productos agrícolas tradicionales a uno vendedor en el exterior de servicios y productos no tradicionales, tanto así que se volvió común medir las exportaciones incluyendo o excluyendo a Intel.

Ese cambio en la mezcla exportadora es generado, en su mayor parte, por la influencia de grandes empresas de productos médicos, servicios y productos informáticos, entre otros, que, luego de considerar atractivos como nuestro sistema político económico, nuestra buena ubicación geográfica y, sobre todo, nuestra talentosa fuerza laboral, deciden asentarse en nuestro país.

Mano de obra calificada. Contar con una fuerza laboral que reúne los requisitos que esas grandes empresas buscan no es producto de la casualidad, sino resultado directo de la calidad y competencia del sistema educativo.

Si bien lo anterior es motivo de orgullo para los costarricenses, debemos cuestionarnos si esa fuerza laboral está preparada para adaptarse a los cambios que se avecinan y seguir siendo competitiva.

Debemos cuestionarnos si estaremos preparados para afrontar los cambios drásticos que surgirán en un futuro cercano, donde la Internet de las cosas, la robotización, los autos autónomos y la inteligencia artificial, que hasta hace poco eran una simple idea o proyecto, ahora son una realidad o están próximos a serlo.

La robotización y la inteligencia artificial, en especial, cambiarán drásticamente el mundo que hoy conocemos, y la única forma de adaptarnos con facilidad y éxito es mediante la preparación académica.

Atrás quedó la era de la industrialización, donde la fuerza y el capital eran esenciales para la productividad, y dimos paso a la era de la información, donde el intelecto es la herramienta principal para la productividad y para tener acceso a nuevas oportunidades laborales y económicas

Lo anterior debe ser objeto de discusión de las instituciones encargadas de nuestro sistema educativo, sea público o privado, con el objetivo de crear y adoptar los mejores programas y métodos de enseñanza.

Si bien el MEP hace esfuerzos por mejorar la formación de nuestros jóvenes y niños, lo que se ha avanzado hasta hoy no es suficiente y, por ejemplo, adicionalmente al inglés, debería enseñarse portugués. Debe avanzarse en la enseñanza de las matemáticas para que se formen científicos e ingenieros, y debe fomentarse, aún más, la lectura para que el futuro profesional sea capaz de comunicar claramente sus ideas de manera oral y escrita.

Materias tecnológicas. Es necesario preparar a niños y jóvenes en disciplinas como informática, programación y robótica, y la enseñanza debe empezar desde edades tempranas, como la preescolar, etapa de la vida en que se tiene capacidad de aprender con facilidad.

Sabemos que el INA es un gran complemento en esta tarea, y si bien el MEP es la institución sobre la que recae la responsabilidad de emitir las directrices para la formación académica en escuelas y colegios, nada impide que otras institucioness, como las municipalidades, participen en proyectos de formación ciudadana.

Las municipalidades pueden, por su autonomía, autorregular sus actividades, y esto les permitiría incentivar a las empresas ubicadas dentro de su jurisdicción para crear centros destinados a promover la enseñanza de nuevas tecnologías y fomentar actividades de investigación y desarrollo. Lo anterior permitiría que en cada cantón se cuente con centros que brinden capacitación y faciliten el desarrollo de proyectos mediante la prestación de equipo e instalaciones por un tiempo prudencial a quienes tengan ideas innovadoras, pero no cuenten con dichos recursos.

Deben unirse esfuerzos para formar generaciones que tengan la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios que se avecinan y, a la vez, sean participes de la creación de esos cambios.

El autor es administrador de negocios.