Mentalidad tercermundista

Somos resultado de una visión paternalista: solo estirar la mano y caen las cosas del cielo

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Con gran verguenza e indignación observé el escenario que dejaron nuestros compatriotas en la inauguración del Estadio Nacional, con esa cantidad de basura e inmundicia en los alrededores, eso sin contar los rótulos de "fulano estuvo aquí", las cosas que se arrancaron en las puertas, los baños y demás.

Desgraciadamente, el primer requisito para seguir siendo tercermundista es la mentalidad, porque con estas actitudes no creo que nos podamos llamar "en vías de desarrollo". Tenemos una mente de miseria; somos un pueblo de educación muy pobre. Irónicamente, es el país donde más gente tiene oportunidad de estudiar en la región, pero, al parecer, es solo academia, es gente que tal vez pasa por las universidades y colegios, pero en cuanto a valores, empezando por respeto y ambientales, deja mucho vacío.

Organización mediocre. A mi criterio se debió haber puesto seguridad a vigilar las actitudes de los asistentes y cobrar multas, basura en la calle mínimo ¢20.000. ¿Que la gente se queja de que no hay basureros? Meta la basura en una bolsita en la cartera o el bolso y bótelo en su casa. Deben estipularse multas para la gente que tira basura en donde no se debe, y cultivarse la educación en los principios de reciclaje y reducción de desechos.

Nadie previno la cantidad de botellas plásticas. Demasiado lógico, diría yo, prever esas situaciones, pero demasiados intereses ajenos a lo que realmente es importante. ¿Por qué no se contactó con algún recolector o con varios para que recogieran los desechos reciclables? Incluso, hay personas que viven de esas actividades y estoy segura que hubieran estado más que felices de recogerlas.

Tarifas. Dejémonos del pobrecito: se debe cobrar una tarifa para utilizar los servicios sanitarios. Incluso con esas tarifas se puede pagar un poco de su mantenimiento. No veo por qué el que sea para el pueblo tenga que ser gratuito. Creo que si hay gente cobrando y revisando a la entrada y salida, si alguien hace algún daño, se le multa o se le pone a hacer trabajo comunitario obligado, a ver si así la gente empieza a aprender. Somos el resultado de una visión paternalista, en donde mucha gente sabe que es solo estirar la mano y caen las cosas del cielo.

En realidad, hay un principio básico de la vida que es que no se puede tener algo para lo que no se está preparado. Me averguenzo enormemente, me da tristeza de ver que la Costa Rica que nuestros abuelos forjaron, tierra de valores, de gente honesta se está llenando cada vez más de la mediocridad y vulgaridad propia del lumpen.