Medida de Japdeva produce atrasos

Por cada día de espera, un barco genera pérdidas contabilizadas en $15.000 y $25.000

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No nos oponemos al avance ni a la mejora en infraestructura, pero no podemos entender por qué el país gasta $16 millones en unas obras que serán subutilizadas y para lo cual nunca se involucró a los usuarios del puerto en el plan de inversión.

Nos referimos a los trabajos que Japdeva lleva a cabo en el puesto 5/6 de Moín para la entrada en operación más delante de dos grúas Post-Panamax, y que mantienen ese punto de atraque cerrado desde el pasado lunes 7 de noviembre y hasta el 31 de enero; con posible extensión hasta mayo del 2017 para completar el proceso de instalación.

Trabajos muy importantes, pero que debieron hacerse mucho antes, pues estamos a poco más de un año para que la terminal de APM de contenedores en Moín esté lista para operar, o sea, como decimos popularmente, “ya para qué”.

Inoportuno. El cierre se da justo cuando hay temporada alta de exportación de fruta y crecimiento de las importaciones para fin de año. Además, no podemos usar como medida alterna el puerto de Limón porque hay temporada alta de cruceros y la prioridad en esa terminal es el atraque de pasajeros.

Japdeva ha dicho que no puede hacer nada y que los trabajos son necesarios, lo cual no es correcto. Sí se pueden tomar medidas para mitigar el impacto: habilitar equipo eléctrico de tomas para permitir que las navieras adelanten cargas refrigeradas, establecer horarios especiales para los trabajos de instalación, colocar más personal en las puertas de Limón para recibir cargas y evitar colas extensas en los retiros de importación y entregas de exportación y habilitar temporalmente el puesto 5-5 para portacontenedores.

Por cada día de atraso, un barco genera pérdidas entre $15.000 y $25.000, por razones de tiempo de espera y el consumo de búnker mientras aguarda. Esto incrementa los costos de la refrigeración requerida para los contenedores de carga perecedera antes del atraque y costos adicionales relacionados con la demora en la cadena logística.

Según los datos recolectados en la primera semana del cambio y las proyecciones para las siguientes semanas, los tiempos de espera aumentarán hasta las 32 horas promedio por buque.

Adicionalmente, la terminal portuaria que se utilizara como alternativa a la contingencia no cuenta con las condiciones para recibir cientos de contenedores todos los días.

Colapso y atrasos. Esta terminal está ubicada en el centro de la ciudad de Limón y el acceso hacia el puerto recorre la principal arteria de la provincia. Esto no solo implica costos adicionales, sino un potencial colapso de la ruta principal de acceso a la ciudad y todos los costos y dificultades logísticas que conlleva para las navieras, compañías de transporte, servicio público y particulares, etc.

La consecuencia más notoria de los retrasos que ya estamos viendo es que los barcos no podrán cumplir con los tiempos de tránsito establecidos y llegarán tarde a sus otros destinos, lo que afecta la imagen de la nación y la pone en desventaja cuando de competitividad se trata.

Además, hace meses está pendiente el dragado y Japdeva aún no lo ha concretado, lo que limita todavía más el poder atracar embarcaciones que requieren alto calado, es decir, que por su gran tamaño necesitan mayor profundidad.

Consideramos que esto debió haberse completado como parte del proceso de preparación para la contingencia, pero tampoco se hizo.

El autor es presidente de la Cámara Nacional de Armadores y Agentes de Vapores.