Médicos sí gozan de privilegios

La medida más eficaz es el establecimiento de un segundo turno de atención

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En su artículo del 24 de junio, titulado “Salarios de los médicos”, el doctor Edwin Solano Alfaro, presidente de la Unión Médica Nacional, hace una serie de afirmaciones sobre la situación salarial de los médicos que merecen ser comentadas.

Creo importante iniciar con algo que he repetido insistentemente: los médicos no son los responsables de la crisis financiera de la Caja. Esta crisis, que alcanzó su peor manifestación en el 2011, fue resultado de la conjunción de un número muy grande de factores, algunos de ellos de larga data.

Si bien el tema de las remuneraciones jugó un rol protagónico, debido a los fuertes incrementos tanto en el número de funcionarios como en el salario de cada uno de ellos, la situación benefició tanto a los médicos como a los demás funcionarios, por lo que el asunto no debe particularizarse.

Reitero que Costa Rica cuenta con médicos de altísimo nivel y que la inmensa mayoría de ellos están altamente comprometidos con la seguridad social.

Privilegios. Dice el doctor Solano que la Ley de Incentivos a los Profesionales en Ciencias Médicas (Ley 6836 de 1982) no otorga privilegios, pero a mi juicio sí lo hace, especialmente a los médicos y otro personal de salud que laboran en hospitales, así como a los médicos en labores administrativas.

Esa ley se dio en un contexto de crisis económica general y en un momento en que la realidad de la CCSS era muy diferente a la actual, por lo que no se justifica mantener una ley “de crisis”, luego de más de 30 años de superada.

Debe tomarse en cuenta también que esa ley ha sido criticada por algunos sindicatos del sector público, por el denominado “enganche” con los salarios del gobierno central, el cual responde al mismo contexto de crisis arriba mencionado.

Aunque se ha pretendido dejar sin efecto la aplicación del enganche por la vía de un decreto ejecutivo, está claro que en cualquier momento se puede “revivir”, pues solamente la modificación de la ley puede anularlo.

En el modelo actual, el pago de tiempo extraordinario es una suerte de “mal necesario”, pues como indica el doctor Solano, es la única forma de que los servicios de emergencias tengan cobertura médica las 24 horas, 365 días al año.

Vale destacar que el pago de tiempo extraordinario representa cerca de un 9% del gasto total anual del seguro de salud, cifra considerablemente elevada. Para que el lector logre dimensionarla, el gasto anual en medicamentos es cercano al 7%, el pago anual que realiza la Caja por concepto de incapacidades a los asegurados es cercano al 5% y los gastos de inversión en equipos médicos y construcciones, apenas 3%.

Horas extras. Los salarios excesivamente altos para el contexto nacional que perciben algunos médicos se originan principalmente en los montos correspondientes a guardias médicas y disponibilidades. Pero no solo los médicos y el personal de salud reciben pagos por ese concepto. Según un estudio de la propia Caja sobre el pago de tiempo extraordinario, entre el 2000 y el 2010, un 48,2% del gasto en tiempo extraordinario lo percibieron profesionales en ciencias médicas como guardias y disponibilidades y el 51,8%, otro personal, incluidos enfermeras y administrativos. Además, según el mismo estudio, un 86,7% de ese gasto se realiza en hospitales.

Dice el doctor Solano que el problema del pago de horas extras se debe a la falta de médicos especialistas y achaca la responsabilidad de ello a los miembros de las juntas directivas de la institución de los últimos veinte años.

En este punto, aclaro al doctor Solano que “no me rasgo las vestiduras”, que no comparto su visión simplista del problema y que los sindicatos médicos tienen responsabilidad.

Efectivamente hay un faltante de especialistas que incide en la forma como se prestan los servicios. Cuando fui miembro de la Junta Directiva de la Caja, en el período 2006-2010, hicimos un enorme esfuerzo por la formación de especialistas: solicitamos al Cendeisss un estudio de las necesidades en cada una de las áreas en el momento, y una vez que contamos con él, aprobamos, si mal no recuerdo, más de ¢3.000 millones en dos años para becas de especialización.

Eso marcó un cambio respecto a lo que se hacía. Sin embargo, no fue posible avanzar en este esfuerzo, pues debido a las presiones de aumento salarial de los sindicatos médicos y no médicos, los recursos debieron ser asignados prioritariamente a remuneraciones.

Contratos de aprendizaje. Por otra parte, luego de muchos años de negociaciones con los sindicatos, se logró la aprobación de los contratos de aprendizaje, con los cuales los especialistas recién graduados se comprometían a retribuir a la institución por su formación, con un compromiso de trabajo de nueve años o un pago en efectivo que era justificadamente alto.

Sin embargo, en el 2010, luego de una huelga, apoyada por los sindicatos médicos, se redujo significativamente el compromiso de trabajo o de pago; es decir, un ablandamiento de las condiciones para que los médicos especialistas recién graduados se trasladaran a ejercer al sector privado, en perjuicio de los servicios brindados por la institución.

La medida más eficaz y eficiente para los servicios públicos de salud es el establecimiento de un segundo turno de atención, propuesta que ha sido planteada desde hace varios años, pero en la que poco se ha avanzado, por diferentes motivos, entre otros, los intereses particulares de quienes se benefician con los pagos de horas extras. ¿Apoyan los sindicatos médicos esta propuesta?

El autor es economista y especialista en política social.