Me voy con el corazón agradecido

Despedida de un corresponsal de ‘La Nación’ que dedicó 50 años a informar a Costa Rica sobre lo ocurría, primero, en su pueblo natal y, luego, en Cartago

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Era el mes de julio de hace 50 años, cuando, con cierta timidez, subí las gradas del edificio del periódico La Nación, al costado norte de la antigua Biblioteca Nacional, con un artículo sobre mi pueblo Cachí, con la esperanza de que fuera publicado.

Pregunté en la recepción a quién debía dirigirme, y llamaron al periodista Marco Aurelio Salazar, coordinador de las corresponsalías.

Después de echarle un vistazo a lo escrito, preguntó: “¿Habrá más noticias por allá?”.

Con cierta ingenuidad, le contesté que sí, que allá estaba ubicada la represa del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).

Así fue como me convertí en corresponsal de La Nación, sin tener la menor certidumbre, a mis 20 años, de que el cargo que hoy llega a su fin duraría medio siglo; toda una vida.

Pero la primera relación con el periódico data de mis años escolares, cuando fui cobrador de suscripciones en Cachí. El agente Mario Guzmán, de la pulpería Santa Teresita, habló con mi padre para que yo desempeñara esta labor.

Reflexiono y agradezco a La Nación la oportunidad que que me dio de servir, primero, a mi comunidad, Cachí; luego, a Paraíso; y, finalmente, a Cartago. Tantas y tantas historias narradas; algunas agridulces y otras festivas —como es todo en la vida—, entre estas, que me había resignado a no ver al Club Sport Cartaginés ser campeón.

Por alrededor de 33 años, cubrí lo que aconteció en el equipo. Esto hizo brotar cariño por la institución y vivir desde afuera sus pesares y alegrías.

En fin, acabo este ciclo en La Nación muy agradecido con la gran empresa, faro del periodismo nacional, que me abrió muchas puertas y ventanas, las que cierro hoy con nostalgia y un perenne agradecimiento no solo de mi parte, sino también de mi familia.

guti7321@gmail.com

El autor es comunicador.