María ubicua

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Agraciadamente lúcida María comentó, luego de cuatro años fajados de estudio con buenas notas en una carrera de moda y dos de búsqueda de trabajo, su desasosiego respecto a las dificultades para encontrar trabajo en el mercado laboral formal en Costa Rica.

Esta situación, si bien la han enfrentado casi todas aquellas personas que ingresan por vez primera al mercado de trabajo, profesionales o no, la realidad es que en Costa Rica el fenómeno del desempleo/subempleo de mediano o largo plazo tiende a ser estructural por razones aún poco conocidas pero obligadas a estudiarse.

María, debido a las oportunidades imperfectas del mercado de trabajo formal, resolvió reinventarse como emprendedora fundando una empresa con recursos familiares principalmente. El caso de María es de éxito en la medida en que tuvo la oportunidad, decidió y logró reubicarse laboralmente.

Desempleo abierto. Sin embargo, el número de personas que no siguen, o malogran, el camino exitoso de María es muy amplio. Las cifras sobre desempleo abierto y subempleo por insuficiencia de horas respaldan este fenómeno: casi 1 de cada 5 individuos de la fuerza laboral (18,5%), según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) en el 2010.

En este sentido la estructura de la población, la distribución de los años de educación, la arquitectura de las industrias costarricenses y la organización de la industria de educación universitaria parecen no emitir señales positivas respecto a una mejora significativa en el mediano plazo.

Primero, la creación y la destrucción de empleo en Costa Rica se concentra en los sectores que requieren primaria completa como máximo nivel de educación, por ejemplo el sector servicios.

Segundo, las oportunidades de empleo para individuos con al menos cuatro años de educación universitaria crecen a una velocidad mucho menor a la velocidad a la que crece la oferta de éstos graduados universitarios.

Tercero, el crecimiento de las oportunidades de trabajo para profesionales en el sector público esta osificándose, excluyendo los sectores salud, seguridad y educación.

Cuarto, el mercado laboral equivalente para profesionales en el sector privado crece a una velocidad bastante menor a la del sector público.

Quinto, la alta y creciente esperanza de vida al nacer en Costa Rica, la estructura de la propiedad de las empresas locales y los incentivos para no pensionarse, predicen una mayor permanencia en el mercado de trabajo por parte de los profesionales, mayoritariamente en el sector privado.

Sexto, si bien, por ejemplo, un profesional en ingeniería y multilingue puede desempeñarse como colaborador en un centro-de-llamadas (al revés no), esta situación retrasa significativamente la recuperación de la inversión privada y social en que incurrió esa persona para obtener un título universitario. Esto se traduce en menores salarios a lo largo de su vida, pero que colateralmente desincentiva a esa generación y a las siguientes a acumular más años de educación, en caso, por supuesto, de no haber un choque sorpresa significativamente favorable en el mercado de trabajo.

Así, a partir del caso de María surge la siguiente perentoria interrogante estructural: ¿es el mercado de trabajo para profesionales en Costa Rica vigoroso, competitivo y anónimo?

María, mientras atiende al siguiente cliente en la fila de su pulpería hipotecada, explica minuciosamente que llenar una vacante a nivel profesional es una oportunidad de lujo, no competitiva ni anónima.