Los precios correctos de los combustibles

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La publicación de La Nación, del 7 de diciembre (páginas 1, 4 y 5), sobre la metodología para la fijación de los precios de los combustibles, adoptada por la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) en el 2008, es incorrecta.

La discusión sobre los precios de los combustibles es muy importante y la metodología vigente nos permite enfocarnos en los temas fundamentales, como son los costos de importación y los costos internos. El cambio no se hizo para abaratar unos productos y encarecer otros, ni se hizo “maniobra matemática” alguna. De manera rigurosa y transparente se desarrolló una metodología que refleja el costo de oportunidad, que en este caso son los precios relativos del mercado internacional.

Argumentos. Procedo, entonces, a explicar por qué considero incorrecto lo dicho por La Nación.

Primero, la discusión sobre la metodología de fijación tarifaria se inició en el 2006, no en el 2008. Los ajustes buscaban enfrentar un error conceptual y simplificar el proceso de fijación de precios. El error conceptual era que los precios se ajustaban con criterios contables, no con criterios económicos.

Para corregir esta situación, se adoptó una metodología que refleja los precios relativos internacionales. Se simplificó el proceso al establecer que los precios se ajustarían una vez al mes en lugar de seguir puntualmente las oscilaciones del mercado, lo cual causaba mucha confusión entre los consumidores y las empresas.

Segundo, cuando la Aresep estableció en sus Principios Regulatorios que debía utilizarse el costo de oportunidad en lugar del contable, entendimos que el costo de oportunidad de los combustibles es el precio internacional al que el país puede comprarlos. Esto no fue un gran descubrimiento, sino el reconocimiento de que Costa Rica puede comprar siempre los hidrocarburos al precio internacional. Si Recope decide producir en vez de comprar, debe hacerlo si puede producir más barato que el precio internacional. En caso contrario, debe importar. Esto fue lo que nos llevó a establecer que el precio de referencia debía ser el precio de importación.

Tercero, la fórmula establecida inicialmente sumaba a los costos de importación un monto fijo por unidad importada, que correspondía a los costos internos de la empresa. Ese monto fijo distorsionaba la relación entre los precios internacionales. Es decir, si a cada precio se le sumaba cierta cantidad, entonces los precios relativos de los productos iban a ser diferentes a los precios internacionales. Así no se lograba el objetivo de transmitirle a la economía nacional la información proveniente de los precios internacionales.

Cuarto, la solución que encontramos fue hacer que los precios de importación se multiplicasen por un factor uniforme, que permitiera cubrir los demás costos de la empresa. Sustituimos la suma por una multiplicación, y el resultado fue que los precios relativos internos reflejaron con exactitud los precios internacionales. Esto permite valorar qué tan cara sale la empresa como refinadora y tomar una decisión más racional sobre si es más conveniente importar o refinar. Es un tema muy importante frente a las dudas sobre la conveniencia de invertir más en la refinadora o no.

Quinto, no existe un subsidio cruzado en este tratamiento. Los subsidios cruzados son parte normal del trabajo de fijar precios (como el que establece que los precios serán iguales en todo el país, sin importar las diferencias en el costo de transporte). Sin embargo, en el caso de los combustibles vendidos por Recope no hay un subsidio cruzado porque los precios relativos corresponden estrictamente a los precios relativos internacionales. Eso fue lo que busqué al tomar la decisión como regulador.

Sexto, el proceso de definición de la metodología fue público y transparente. La propuesta fue sometida a audiencia pública y se atendieron las dudas de las distintas partes manteniendo el criterio de que los precios de los combustibles reflejaran el costo de oportunidad. Esa decisión no ha sido cambiada en seis años. Ha resistido la prueba del tiempo, aunque, por supuesto, es relevante replantear la metodología e incorporarle la experiencia de estos años.