Los pecados de Armando

Armando dice que yo dije, pero dice otra cosa distinta

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Son célebres las polémicas entre el vicepresidente del Gobierno Español, Rubalcaba (PSOE) y el diputado Gil Lázaro (Partido Popular, en la oposición). Hace unas semanas, ante la insistencia del diputado de preguntar lo mismo, Rubalcaba, le respondió: “¿Qué haría usted sin mí y sin el caso los miércoles? Es como la canción de Amaral: Sin ti no soy nada”. Rubalcaba recriminó a Gil Lázaro el repetirse y le dijo: “Esmérese. Pregunte cosas nuevas y cambie sus infamias”.

Recordé la anécdota porque llevo dos domingos desayunándome la columna de Armando González, dedicada a este servidor. No sé si sentirme halagado o comenzar a preocuparme porque hay temas más urgentes, pienso yo. Cuando leí el título, “Cita textual” me tranquilicé y me dije, ahora sí, don Armando además de ver tele es capaz de reproducir textualmente unas declaraciones, ahora todo se va a aclarar.

Pero no. Parece que ni en la Universidad de Columbia le enseñaron a Armando que una palabra agregada cambia el sentido de una frase. Armando dice que yo dije, pero dice otra cosa distinta. Vamos a demostrarlo. Digamos antes que la preposición “para” significa finalidad, destino, por ejemplo: “Armando, esta respuesta es para usted”. Y esa palabra, atribuida a mí en sus dos columnas, nunca la dije. Armando, revise el video: nunca dije “para”, entonces nunca dije lo que usted me pone a decir.

Creo que es un error suyo sin mala intención, una terquedad, un querer ver un venado donde no está. En fin, un espejismo. En su primer artículo (“Saberse rodear”) me atribuye usted el haber dicho “la apertura anticipada de la carretera se hizo para que afloraran los vicios ocultos, es decir, fue una prueba.” Primer párrafo, líneas 5 y 6, yo sí lo cito textual. Pero nunca dije “para”, es más, tampoco usé la palabra “prueba” y lo demuestra usted citando cinco líneas de mis declaraciones. Dije que con la “recepción provisional y no definitiva, afloran los vicios ocultos al someter la carretera al intenso tráfico, y es ahí donde las reparaciones no se hacen con el bolsillo de los costarricenses, sino con el presupuesto de Autopistas del Sol.” Ahí no hay un solo “para”, no hay finalidad o destino. Ni dice prueba.

Abrir la carretera comprobó errores, pero no se hizo “para” eso. Nunca dije que la carretera se abriera para algo. Dije que su apertura permitió evidenciar sus fallas. Usted sale a caminar, no para buscar un billete en el suelo, pero lo encuentra. En su primera columna habla Armando, y lo cito, de “la decisión de someter la carretera a prueba”, dándole forma de voluntad, carácter volitivo, a su espejismo. Pero sus espejismos no son mis palabras. Armando es tan buen periodista que si no hay noticia, se la inventa. “Para” es una preposición, o sea, va antes. Expresa la razón para hacer y el descubrimiento de los errores de la carretera vino después. Hablamos de tiempos, frases y significados distintos. Dice Armando que dije y lo entrecomilla, o sea, me hace una falsa cita textual: “la apertura de la carretera se hizo para que afloraran los vicios ocultos, es decir, fue una prueba”. Y en realidad dije que con la “recepción provisional y no definitiva, afloran los vicios ocultos”.

Pecado social. Así, bien clarito, centradito. “Habría pecado, sin embargo, si el relato no fuera fiel a los conceptos expresados por el legislador”, dice don Armando en su segunda columna. Y pecó. “Es social todo pecado contra el bien común” (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia nº118). Y no ser fiel a la verdad en el ejercicio del Periodismo, en mi opinión se asimila a un pecado social, aunque no soy experto. Pero tranquilo, al infierno no va a ir.

Don Armando, será la prisa por responderme, será la modorra del domingo, pero evadió en su segundo artículo recoger el guante de mi desafío de caballero: lo invité a debatir públicamente sobre este tema, donde usted elija y si quiere con las cámaras de Telenoticias y rehuyó el envite.

Entonces, le cambio la propuesta: lo invito a debatir, si quiere en el auditorio de LaNación, sobre la ética periodística específicamente en este caso, usando como materiales la entrevista sin editar de Telenoticias, la noticia que sacaron al aire, sus columnas y mi versión. Sólo usted, la opinión pública y yo. Salga del papel, salga de su torreta de los domingos, salga de su columna de cristal, de su tronera desde donde dispara no siempre balas de verdad, algunas de goma.

Como dice Sabina: “dímelo en la calle”. Vea el video otra vez, busque el “para” y el “prueba” que me viene atribuyendo y si no lo encuentra tenga la honestidad de rectificar. Hasta pronto, hasta el próximo domingo, o mejor no, ya aburrimos. Mejor y parafraseando a Rubalcaba: Armando, esmérese, escriba de otra cosa o cambie sus espejismos.