Los guerreros del califa

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La idea es sobrecogedora: adiestrar a niños de corta edad (hasta seis años) para matar e, incluso, decapitar a los enemigos. Por desgracia, se trata de un hecho real que sucede hoy y ahora en los dominios del califato islámico que se extiende por Siria e Irak.

Fenómeno documentado. El fenómeno ha sido constatado y no es producto de la imaginación de algunos trasnochados. Lejos de ello, corresponsales de importantes diarios y servicios noticiosos, así como investigadores de los organismos internacionales especializados en la protección de la niñez, han logrado documentar esa lamentable realidad. Todo consta en testimonios, fotografías, videos y reportajes de prensa.

Lo que se ha podido descubrir es más grave de lo que se anticipaba: los niños aparecen en la primera fila del público en el programa de ejecuciones y, sobre todo, decapitaciones y crucifixiones que tienen lugar en Raqa, el cuartel central del ISIS –el Estado Islámico– en Siria. Los niños son, además, donantes de sangre para enfermos y heridos yihadistas. Asimismo, estos menores de edad sobresalen como informantes de disidentes y saboteadores, y, últimamente, como portabombas suicidas.

Formación terrorista. La formación terrorista de dichos menores, tanto ideológica como práctica, va dirigida a integrar nuevos militantes en la guerra islámica que actualmente se libra y, sobre todo, las pendientes –según ISIS– para derrotar eventualmente a Occidente. Esta visión domina las acciones presentes y futuras del ISIS y otros movimientos similares en diferentes puntos, particularmente en África.

La educación de los infantes es intensa, pero no es la formación usual que proporcionan escuelas y colegios. Lejos de ello, como ha manifestado el general norteamericano H. R. McMaster, director de estudios sobre el futuro de las guerras, “el ISIS lava el cerebro de la población en sus nuevos territorios y abusa brutalmente de los jóvenes en escala industrial… El propósito es deshumanizarlos”.

Cabe preguntarse cómo centenares –hay versiones de que son miles– de niños y adolescentes son reclutados para someterse a un régimen sanguinario y barbárico. Oficiales de la ONU señalan que el reclutamiento es muy amplio y los métodos utilizados para atraer candidatos incluyen el pago inmediato de dinero para ellos y sus parientes. Recordemos la pobreza que impera en las barriadas rurales de Irak y Siria, en las que unas pocas monedas son dinero grande.

Enrolamiento de niños. El proceso de enrolar a niños en faenas bélicas tiene dos fuentes. Una consiste en detenerlos por la fuerza en los territorios controlados por el ISIS o sus subsidiarias. La otra es atraer postulantes, en especial del exterior, mediante las redes sociales y programas vistosos de engañoso propagandismo.

El sistema de reclutamiento mediante la Internet –según han dicho testigos y especialistas calificados– ha tenido gran éxito. Se afirma que más de 3.000 europeos se han incorporado a las filas del ISIS por ese medio. El FBI estadounidense manifiesta que conoce a unos 12 americanos combatiendo en las filas del ISIS. No obstante, se cree que hay muchos más. Recientemente, tres jovencitas colegialas de Colorado fueron detenidas en Frankfurt, en ruta a Siria para unirse al ISIS. Fuentes policiales apuntaron que las tres colegialas se radicalizaron mediante los sitios en línea. Hay historias concretas de padres europeos que viajan con sus hijos a Siria para enlistarlos en las filas yihadistas. La información añade que, en Siria e Irak, los menores se exponen a niveles de violencia extrema.

Infancia destruida. Un testigo mostró a sus entrevistadores fotografías de menores presenciando crucifixiones. A su juicio, estos jóvenes se acostumbran a las ejecuciones, al punto de que las decapitaciones tampoco les sorprenden. Una funcionaria americana de la organización Save the Children ha declarado a la prensa que “el ISIS ha destruido la infancia y los corazones de multitud de niños”.

Esto es algo que ciertos Gobiernos latinoamericanos deberían masticar con cuidado.