Los bueyes deben ir delante de la carreta

Solo después de tener la tarea propia lista, es justo pedir solidaridad tributaria

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Luego de escuchar al presidente de la República alertarnos sobre la necesidad de que los diputados aprueben la reforma fiscal y decir que, caso contrario, tendría que tomar violentas medidas de ajuste, me parece adecuado analizar el asunto y preguntarse algunas cosas.

Primero, el mismo gobierno, en los dos últimos años, aumentó vía presupuesto los gastos corrientes del Estado en más de un 23% en relación con el presupuesto del 2014, aunque la inflación en este periodo apenas sobrepasa el 3%.

Si el gobierno en vez de haber producido ese aumento desmedido hubiera procurado mantenerse en niveles de gastos acordes con la inflación o, en el peor de los casos, hubiera mantenido un crecimiento similar al de los años anteriores, muy posiblemente la necesidad de dinero que reclama no sería tan amplia.

Ahora bien, el gobierno pretende la aprobación de un paquete que le permita aumentar su recaudación en cerca del 2%, cuando el déficit fiscal ha estado por encima del 5%, en promedio, en los últimos cinco años (de hecho, según las estadísticas, Costa Rica es el país de América Latina que más elevó su endeudamiento público entre el 2013 y el 2015).

Una operación matemática simple nos mostraría que ese 2% no alcanzará para cubrir el déficit. Y mucho menos cuando vemos la falta de actitud de las actuales autoridades por comprometerse con un recorte del gasto. ¿Quién nos asegura que en unos meses o en pocos años no debamos repetir esta historia?

Reducción y recaudación. Nos piden más dinero, pero no muestran la voluntad política de asumir la primera parte del compromiso. No vemos una propuesta clara para la reducción del gasto corriente. Como decíamos antes, si tan solo se hubiesen preocupado por no aumentar el gasto durante estos dos años, buena parte de lo que pretenden recaudar con nuevos impuestos no sería necesario.

Pero, además, falta mucho por hacer en materia de evasión fiscal. Un ejemplo, consideremos la cerveza importada. El gobierno no ha querido hacer un decreto que permita pagar el 100% de impuestos a la cerveza en aduanas en vez de andar persiguiendo en el mercado el cobro del 60% que ahora se paga en puntos de venta y que podría arreglarse de manera muy sencilla y recaudar, en promedio, ¢40.000 millones adicionales al año.

Cuando vemos los grandes retos del país –desempleo, pobreza, educación, seguridad, falta de infraestructura– y no se presentan acciones contundentes por parte del gobierno para solucionarlos, es prácticamente imposible encontrar una buena disposición del costarricense para pagar más impuestos.

Específicamente, el problema de desempleo supera ya el 9%, y en el caso de los jóvenes es casi del 25%. Unido a esto, la exclusión educativa es alta porque el sistema educativo no permite solucionar problemas medulares en el futuro de los jóvenes.

Uso de los impuestos. Por su parte, el nivel de pobreza en nuestro país está por encima del 22% y no hay señales claras de que vayan a descender a mediano plazo. Entonces nos preguntamos: ¿Cómo se pretende solicitar a los costarricenses más sacrificio en sus finanzas para pagar más impuestos? ¿Cómo confiar en el buen uso de esos recursos cuando el gobierno no ha sido capaz de presentar las herramientas necesarias para reactivar la economía, reducir los gastos superfluos y mejorar la recaudación?

Lo que nos propone el gobierno es un paquete de impuestos que incluye pasar del impuesto de ventas a un impuesto al valor agregado (IVA) y subirlo del 13% al 15%. Adicionalmente, imponer un 5% de impuesto al traspaso de vehículos usados (esto sería casi duplicarlo).

Lo mismo se pretende con el impuesto al traspaso de los bienes inmuebles al subirlo al 3% (casi el doble) y apretar más a los asalariados con un impuesto al salario mayor y poner impuesto de renta a entidades deportivas y asociaciones. Adicionalmente, seguimos fomentando que los emprendedores y los empresarios consideren otros países más interesantes para invertir.

Todo lo anterior debe analizarse en el contexto de que Costa Rica ya presenta una de las cargas tributarias más altas de la región.

En un artículo publicado por Business Insider y de acuerdo con información del Foro Económico Mundial (FEM), Costa Rica es parte de los 27 países a escala mundial con más impuestos; ocupa la posición 20 y con una tasa reportada por el FEM del 58%.

Hacer la tarea. Si viéramos seriedad y compromiso del Gobierno en cuanto a buscar el equilibrio fiscal, si nos mostraran propuestas para reducir el gasto público y mejorar la recaudación, probablemente los costarricenses podríamos estar anuentes a discutir cómo complementar las acciones del gobierno para bajar el déficit fiscal. Como dijo el filósofo griego Platón: “La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo”.

Creo que, como costarricenses, merecemos que el gobierno sea justo y empiece por casa el proceso de solucionar el déficit fiscal.

Solo después de tener la credibilidad y la tarea propia lista, es justo ver hacia fuera y pedir la solidaridad tributaria de aquellos que nos ganamos el sustento de nuestros hijos con gran esfuerzo cada día.

El autor fue viceministro de Economía, Industria y Comercio y presidente del Incofer.