Leyendas en el MEP

Los mitos impiden una correcta interpretación del nuevo programa de estudios de Español

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El Ministerio de Educación Pública (MEP) diseñó un nuevo programa de Español para primer ciclo con las mejores intenciones, basado en los resultados de pruebas y avances internacionales, como PISA y descubrimientos en neuroeducación.

A este nuevo programa le otorga como enfoque fundamental el uso funcional de la lengua, lo cual quiere decir que todo aquello que se estudie en la escuela (en Español) debe tener como finalidad la comunicación oral y escrita. Dicho de otra manera, el MEP sostiene que lo niños deben estudiar pronombres, sustantivos, artículos… para utilizarlos en la redacción de textos y en el habla. Aplaudo la propuesta y, tanto mi trabajo como mi entusiasmo por el tema, me han permitido divulgarla entre los docentes de primaria. Dentro de todo este panorama, el MEP propone que el desarrollo de la conciencia fonológica es fundamental como estímulo para el posterior encuentro con la lectoescritura. Es acá donde empieza la leyenda urbana.

Mitos. Principal historia de terror: ya no importa si los estudiantes leen o no en primer grado o, dicho de otra manera, ya no debemos enseñarles a leer en primer grado. Esta leyenda es común en la mayoría de los centros educativos. Entre muchas otras, como por ejemplo: ya no se les puede exigir nada a los alumnos porque saben que pueden quedarse; los papás no ayudan con las tareas porque saben que da igual si los niños pasan o no; ya no importa si escriben banano con v o con b (este no lo supero) y a los chiquillos les da vergüenza estar moviendo la lengua para estudiar la fonética.

Nada, absolutamente nada de lo citado en el párrafo anterior tiene como base una correcta interpretación del programa de estudios. Estos cuentos no salieron de ahí, sino de un teléfono chocho que inició algún docente que leyó mal o simplemente no leyó el programa.

Historia o mito número dos: el programa es complicadísimo. Mito número tres: cuesta mucho trabajarlo porque todos los libros vienen desordenados.

Leyenda urbana número cuatro: hay que aprenderse y practicar con el aparato fonador. Hay que saber dónde se pone la lengua en cada vocal y consonante. Pero la primera de todas las historias es la que más asusta, por contradictoria: como no hay nota final, van a salir de primero sin saber leer.

La nota. ¿Dónde dice el programa que se estudia solo para una nota? Es decir, ¿no pasamos todos los docentes una carrera en la cual aprendimos sobre la importancia del aprendizaje significativo y cómo la nota más bien es un obstáculo para trabajar con libertad y creatividad en el aula? ¿Desde cuándo la nota lo es todo para los docentes? Sé que lo es para una sociedad mal acostumbrada a asociar nota con aprendizaje, pero nosotros los docentes sabemos que existen diversas formas de aprendizaje y las inteligencias múltiples, que el proceso es más importante que la nota final. Ahora resulta que con el cambio de programa se nos olvidó todo.

Dice el programa que gramática, expresión oral y comprensión de lectura deben trabajarse de manera integral y el docente es quien establece el orden en el que va a desarrollar los contenidos según las necesidades de su grupo.

Necesito colocar la cita tomada de la página 53: “Una planificación efectiva para seguir un orden en la secuencia didáctica para el desarrollo de las unidades involucra una reflexión previa que implique: ¿Qué queremos que aprendan los estudiantes durante el I, II y III periodos del año lectivo? ¿Para qué queremos que lo aprendan? Reconocer qué desempeños de los estudiantes demuestran el logro de los aprendizajes de acuerdo con los indicadores de evaluación. Se deben responder preguntas como: ¿qué deberían ser capaces de demostrar los estudiantes que han logrado un determinado aprendizaje?, ¿qué habría que observar para saber que un aprendizaje ha sido logrado?”.

Sin embargo, seguimos asustados y malinterpretando un programa que está claro y coherente desde su enfoque hasta su evaluación. Por aquello de brindar una aclaración más: en Finlandia, los estudiantes no tienen nota hasta en quinto grado y, aun así, ha destacado mundialmente por sus resultados.

Este programa de Español propone integrar, jugar, desarrollar la conciencia fonológica como estímulo para enfrentar de manera exitosa el proceso de lectoescritura, trabajar mucho en la oralidad y en la parte auditiva, en la construcción y segmentación de las palabras, en la rima. La propuesta consiste en trabajar todo al mismo tiempo porque así es la vida, cuando hablamos integramos absolutamente todo: gramática, coherencia, entonación, etc.

Docentes: leamos y estudiemos el programa. Subrayemos, preguntemos a las personas adecuadas, analicemos, usemos nuestro sentido común y olvidemos las leyendas y mitos que nos han hecho creer otros. Separemos la realidad de la ficción. Dejémosles el aparato fonador a los foniatras y la fonética (y alfabeto fonético) a los lingüistas. Busquemos qué significa desarrollo de la conciencia fonológica, ahora hay mucho material en Internet.

MEP: hay mucho que aclarar, asegurémonos de contar con la gente idónea para transmitir el mensaje correcto. Algunas malas interpretaciones surgen desde ahí.

La autora es educadora.