Las carreras con futuro

Según un estudio, la demanda de empleos se inclinará a un conjunto de áreas denominadas STEM (por sus siglas en inglés: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), lo cual producirá la necesidad de un fuerte replanteamiento en la formación académica

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Según un estudio recientemente publicado por Forbes México, en los próximos años el 45 % de las ocupaciones serán automatizadas en alguna medida y el 4 % de algunos de esos empleos van a ser totalmente automatizados.

Este panorama, que ya tenemos encima, requerirá darle una mayor importancia al asesoramiento vocacional, el cual se ha centrado, especialmente, en secundaria y la universidad, pero habrá que trabajar más fuertemente en primaria, de manera que los niños tengan experiencias educativas que les permitan una vivencia más temprana y consciente con sus interés, con sus habilidades, en la construcción de los valores del mundo del trabajo y en una revisión y un manejo de la información ocupacional más temprana.

Según el estudio en mención, la demanda de empleos se inclinará a un conjunto de áreas denominadas STEM por sus siglas en inglés (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), lo cual producirá la necesidad de un fuerte replanteamiento en la formación académica en estas áreas que deberán incluir, inexorablemente, experiencias que permitan a los niños entrar en contacto con estas materias de una forma lúdica e interesante, donde ellos puedan descubrir oportunidades para imaginar, crear, hacer…

Pero (oh, ¡sorpresa!), en una reciente capacitación que impartió la firma Deloitte, la facilitadora planteó un agregado importantísimo a las habilidades STEM: la A. Sí, señor, STEM+A, o sea, arte como una habilidad enfocada a promover la creación y la innovación.

Generación Z. Este paradigma resulta fundamental si tomamos en cuenta que los cambios en el mundo del trabajo se acentuarán más en la llamada “generación Z”, integrada por jóvenes nacidos entre 1995 y el 2005. Muchos de ellos ya se encuentran en las universidades y otro tanto recién iniciará su andar en la secundaria.

Según las previsiones, cerca del 65 % de esta generación trabajará en ocupaciones que aún no existen, lo cual deja patente la importancia de desarrollar habilidades relacionadas con la creación y la innovación y, por supuesto, por una serie de competencias que van desde el trabajo en equipo hasta la resolución de problemas, entre otras.

Otro dato muy importante se refiere al comportamiento de esta tendencia con respecto al género, donde se espera que este paradigma afecte, sobre todo, a las mujeres: de estudiantes de 18 años que se matriculan en las universidades en carreras STEM solo un 8 % son mujeres. Al no estar las mujeres integradas a estas carreras “van a provocar que se abra una brecha de género y que las oportunidades se compliquen mucho más”.

Una última consideración señalada de forma contundente es que no se cubrirá la demanda de trabajadores con estas habilidades si no se integra a las mujeres a estas áreas de estudio, lo cual resulta también esperanzador al plantearse que existirá una demanda que satisfacer.

Será muy importante trabajar sistemáticamente desde el ámbito educativo el desarrollo y la elección vocacional para que nuestros estudiantes encuentren una relación importante de sus habilidades e intereses con el mundo de oportunidades, que más que pensar en carreras específicas puedan considerarse más fuertemente áreas ocupacionales en donde ellos encuentren carreras con mayores posibilidades de empleo y de desarrollo de esas habilidades.

El interés y el desarrollo de habilidades en el área artística pueden potenciar este proceso, de ahí la necesidad de que los programas de estudio tengan una integración real y que los jóvenes en un mismo objetivo de estudio puedan abarcar diferentes conocimientos, diversas habilidades y diversos intereses al mismo tiempo.

Esto conlleva un serio replanteamiento en la forma de evaluar el éxito educativo de los estudiantes.

No podemos seguir haciendo exámenes memorísticos para determinar si un estudiante aprendió. Este es un desfase que aún tenemos como práctica constante en las aulas de nuestro país y es un paradigma que es hora de superar.

Un estudiante aprende en el día a día, máxime si las estrategias metodológicas empleadas por el docente, que debe convertirse en un facilitador más que en un transmisor de información, están relacionadas con la emoción.

Si hablamos de superar un paradigma en los objetivos y la metodología en educación, necesariamente la forma como se evalúa ese proceso debe de cambiar también. La evaluación de este tipo de competencias debe tener un equilibrio entre lo cuantitativo y lo cualitativo, lo cual permite no solamente darle valor a una “nota final”, sino que valorará también la “forma” como el estudiante vivió ese proceso, lo cual le permite, entre otras cosas, valorar su actitud hacia el aprendizaje, el desarrollo de la capacidad de solucionar problemas y su capacidad de trabajar en equipo, lo cual nunca será posible con un examen tradicional.

El autor es orientador.