La vocación productiva de San José

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La historia de la creación del cantón de San José tiene como referente la obligatoriedad que se impuso de habitar el centro de la capital.

El ser costarricense de antaño frenaba su verdadera habitabilidad, debido a que prefería su intimidad antes que la convivencia colectiva de las urbes. Entonces, San José se crea a contrapelo de las preferencias de los costarricenses de la época.

La historia del siglo pasado devela, por ejemplo, que el entonces alcalde, Tomás López del Corral, obligó a las familias a trasladarse de sus pueblos “bajo pena de cien pesos de multa” para los que no lo hicieran, esto junto con la amenaza de castigos corporales, quema de ranchos y destierros. La zona del nuevo domicilio de estas familias se ubicaba en los terrenos adyacentes a lo que hoy es el Banco Central.

Hoy podemos ver que no es casualidad que para ir a cualquier otro cantón del área metropolitana se deba pasar por el centro de San José: solo de esta forma el tico es obligado a visitarlo. En este cantón no hay playa, montaña, ni atractivos naturales que alguien quiera ver.

Esto origina el traumático e imposible tránsito josefino, un lugar donde todos tenemos que pasar, pero nadie quiere quedarse. Viven en el cantón los que fueron obligados, a los que “no les queda de otra”, o a los que políticamente les conviene.

Si las autoridades decidieran construir una ciudad-estado o centro de Gobierno, donde se concentraran la casa presidencial, todos los ministerios y oficinas gubernamentales, tal como lo tienen algunos países, fuera del cantón de San José, es posible que los 44 kilómetros cuadrados de este espacio, se convierta en un pueblo fantasma y deje de ser la capital.

Sin parques atractivos. El cantón de San José, a parte de La Sabana, no tiene parques con suficientes atractivos. Si adicionalmente le suprimimos el Festival de la Luz, el tope, el parque ferial de Zapote en diciembre, el Parque de Diversiones, Transitarte, el Festival de las Artes y, uno que otro festival internacional de cine y música, muy pocos turistas nacionales o internacionales vendrían por los museos y los teatros. La peatonización con los bulevares, la mejora de aceras, paradas de buses y equipamiento urbano, son acciones acertadas por hacer del cantón de San José, atractivo.

En el pasado. Una somera revisión de los modelos de desarrollo económicos impulsados por los gobiernos de turno, dan cuenta de que el cantón de San José, se ha beneficiado muy poco de ellos. A parte de la tramitología obligatoria no le quedo mucho. Pavas y la Uruca, tienen vestigios del modelo de sustitución de importaciones (los años sesentas-setentas). Del modelo de promoción de exportaciones no tradicionales a terceros mercados (los años ochentas y mediados de los noventas), solamente la localización legal de algunos exportadores agrícolas y la tramitología le quedó.

El actual modelo de maquiladora tecnológica y call center (mediados de los años noventas a la actualidad), solamente le demandan al cantón agilidad en la tramitología, ya que crear una zona franca como las del Coyol, Belén con Intel o los Ultra Park, Fórum, o los de Cartago, son un imposible en el cantón de San José: no hay condiciones espaciales e infraestructurales.

En realidad ,el punto de partida debe ser la vocación productiva de los territorios, la logística urbana en función de las actividades económicas, que pueden y deben ser incentivadas o creadas. Las acciones de gestión del territorio junto con las de infraestructura son la clave. No se puede forzar directa o indirectamente a que la gente viva en un lugar… la historia lo demuestra.

Lograr un San José atractivo para la gente que labora, que compra y vende, mejorar la gestión de la distribución urbana de mercancías, implicando a todos los agentes de la cadena logística, la cadena de valor y a los transportistas, y lograr también una solución beneficiosa para todas las partes debe ser la meta y la vocación de este territorio.