La Sala IV y las encuestas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Algunos costarricenses juzgan las sentencias de la Sala IV y los resultados de las encuestas de forma similar, ya que sus análisis tienen una gran dosis de subjetivismo.

Si el fallo judicial favorece la propia opinión, entonces los jueces son correctos, independientes y dignos, pero, si es divergente con el propio modo de pensar, en ese caso los señores magistrados están subordinados a quién sabe qué intereses y son acusados solapadamente de corruptos.

Igual sucede con las encuestas: si el resultado es favorable a la propia preferencia electoral, entonces es un trabajo excelente, profesional, independiente; pero, si es contrario, se critica alegando que la empresa encuestadora está parcializada.

Declaraciones irresponsables. De esta subjetividad no escapan connotados dirigentes políticos ni prestigiosos intelectuales y académicos. Sus opiniones consignadas en declaraciones y en espacios de opinión en la prensa son –no pocas veces– excesivas, abusivas e irresponsables, principalmente cuando se refieren al trabajo de los señores jueces de la jurisdicción constitucional.

Vemos así cómo algunos excandidatos presidenciales, exministros, profesores universitarios y columnistas de importantes medios de comunicación –llevados en algunos casos por sus preferencias e intereses electorales y en otros por sus rencores, animadversiones y envidias– atacan y denigran a los señores magistrados del más alto tribunal constitucional cuando algún fallo ha favorecido las tesis impulsadas por el actual Gobierno.

Sin reparar en el daño que provocan a la institucionalidad del país, se hacen eco de la campaña sistemática con la que algunos sectores políticos y gremiales pretenden desestabilizar el país, copiando sus mismos argumentos y hasta usando su mismo lenguaje.

Consecuencias nefastas. Cuando las decisiones de la Sala Constitucional afectan de alguna forma el actuar gubernamental o los proyectos de ley que esas instancias promueven, en un acto carente de honestidad intelectual y sin siquiera sonrojarse, estos distinguidos ciudadanos cambian discurso y congratulan y alaban a la misma instancia judicial y a los mismos magistrados a los que habían llenado de improperios.

En el caso de las encuestas, las críticas subjetivas afectan a las empresas de investigación de la opinión pública, sin mayores consecuencias para nuestra convivencia social; pero la falta de objetividad y la crítica injusta a las sentencias de la Sala IV y el ataque soez a los magistrados contribuyen a minar la confianza en el sistema judicial y son un golpe mortal al régimen republicano y a la democracia.

De nuestra clase dirigente, intelectuales y académicos, es de esperar más prudencia y decoro, menos mezquindad y nada de odio.