Vivimos en un mundo visual. Sin embargo, la norma de enseñanza de los principales centros educativos permanece abrazada en antiguos métodos que datan mucho antes de la invención de Internet, a pesar de que dicha herramienta ha modificado extraordinariamente las posibilidades de investigación y estudio.
No obstante, las nuevas posibilidades se presentan como un arma de doble filo debido a la confiabilidad que pueda tener el material que estemos utilizando para consulta.
Ante la incertidumbre de validez, el enfoque de la educación brindada por los docentes es fundamental pues debe generar en el estudiante una inquietud de selección e interés determinando un carácter que le permita ir identificando los documentos que han de tomarse en cuenta y los que deben ser rechazados.
No es un secreto que la lectura de libros físicos ha decaído enormemente en la juventud actual.
Sin embargo, vemos que poseen una admirable capacidad para leer miles de mensajes de texto en sus celulares, leer declaraciones extensas en las redes sociales, y de exteriorizar sus opiniones en diversos foros de discusión o blogs, ya sean personales o ajenos.
Esto evidencia que la capacidad de leer y encontrarse a gusto con un documento escrito, no ha muerto, simplemente se ha modificado.
Resistencia al cambio. La educación siempre ha estado ligada a los avances de su tiempo, por lo que podemos afirmar que se encuentra en constante cambio.
Sin embargo, es extraño que a pesar de que las teorías van cambiando, aún se deja de lado las tecnologías de la información que nos envuelven en la actualidad.
El caso de las redes sociales, que hoy cumplen un valor de expansión comunicativa inmediata y consolidada, puede dar un soporte a los docentes para extender tópicos de estudio desde sus hogares y con la capacidad de recibir respuestas inmediatas, aparte de darle un carácter más cercano al docente con el estudiantado.
Igualmente, los foros o blogs se brindarían como contenedores de discusiones abiertas que permitan un intercambio de opiniones sobre materias específicas, ampliando así la capacidad de intercambiar ideas y afinidades.
Si no se realizan reformas en el sistema docente actual, empezará a sentirse un escaso interés en las nuevas generaciones, lo cual incrementará la deserción de las escuelas, los colegios y hasta universidades.
La rezagada estructura educacional que vivimos lucha por mantenerse en pie ante llamativas distracciones de empleo que brindan únicamente espejismos temporales a los jóvenes que desean ganar dinero rápido y sin mayor esfuerzo.
El aumento de la oferta de estos empleos fáciles, con aparentes buenos salarios, pero que atrás de sí conllevan a limitados beneficios para los jóvenes, pues requieren de poca capacitación y se caracterizan por alta movilidad e inestabilidad laboral, llegan a desvanecer las ventanas de expansión de los jóvenes que soñaban con ser profesionales y que, ante la incertidumbre de una educación que no les complace, terminan entregándose a las peores decisiones.