La realidad del azúcar

La industria azucarera brasileña recibe una gran cantidad de subsidios indirectos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Brasil es el mayor productor de azúcar del mundo y la industria azucarera en ese país es la que recibe mayor cantidad de subsidios indirectos a escala mundial.

Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la producción actual de Brasil se calcula en 37,8 millones de toneladas. En contraste, la de Costa Rica no alcanza medio millón de toneladas. O sea, la producción de Brasil es, aproximadamente, 75 veces la de Costa Rica.

En cuanto a los subsidios, de acuerdo con un testimonio rendido en octubre del 2015 ante el Comité de Agricultura del Congreso de Estados Unidos por el director de Economía y Análisis de Políticas de la Asociación de Productores de ese país, “el valor de este subsidio indirecto a la industria cañera brasileña, a través de un subsidio a la industria de etanol de caña de azúcar, al lado de beneficios gubernamentales relacionados, se ha ubicado entre $2,5 y $3 billones de dólares al año”.

Dentro de esos beneficios se encuentra una contribución mucho menor al sistema de pensiones que el resto de las empresas.

Adicionalmente, este mismo testimonio menciona que Brasil otorga $3.000 millones adicionales en forma de préstamos con tasas de interés más bajas que el mercado.

Precios por países. Comparando los precios del azúcar de consumo al detalle en Costa Rica ($0,53 por libra) con los precios internacionales publicados en julio del 2015 por SIS International Research, podemos apreciar que en nuestro país son inferiores a los de Brasil ($0,63) y están apreciablemente por debajo del precio promedio mundial ($0,71).

Asimismo, el real, la moneda de Brasil, se ha devaluado un 80% en los últimos cinco años, mientras el colón únicamente un 10% en ese mismo período, lo cual le ha otorgado una ventaja competitiva adicional a los productores brasileños, encima de todos los subsidios directos e indirectos que reciben. Y a pesar de todo eso, el precio del azúcar en el mercado nacional es más bajo que en Brasil, como se ilustró anteriormente.

Es decir, que a pesar de las economías de escala, los subsidios y la mayor devaluación de la moneda, el precio del azúcar en Brasil es mayor que en Costa Rica, y, más aún, si se agregan los costos de transporte.

Dumping. Recientemente, la prensa ha publicado noticias acerca de una disputa entre la Liga Agrícola Industrial de la Caña de Azúcar de Costa Rica y una empresa maquiladora que ha estado importando azúcar de Brasil.

Según la definición, “en economía, el dumping se refiere a la práctica de vender por debajo del precio normal o a precios inferiores al costo con el fin de eliminar a la competencia y adueñarse del mercado. También, el término proviene del verbo en inglés dump, ‘descargar’ o ‘verter’. La palabra generalmente se utiliza solo en el contexto de las leyes del comercio internacional en donde el dumping se define como la práctica mediante la cual una empresa establece un precio inferior para los bienes que serán exportados y a la vez inferior a los precios de venta del mismo bien en su mercado local. De este modo, si esta situación no se atiende, se corre el riesgo de sacar de competencia a la empresa local. Según la Organización Mundial del Comercio (OMC) el dumping es condenable”.

Sin entrar en mayores profundizaciones, los datos anteriores evidencian un dumping, que de dejarse estaría perjudicando a toda la actividad agrícola industrial nacional de la caña de azúcar para beneficiar a un solo importador, utilizando precios que no son los de un mercado libre, sino los de una práctica depredadora para colocar excedentes de productores de Brasil, el mayor productor mundial.

Quienes tanto defendemos la libertad de comercio, debemos preocuparnos por que los mercados funcionen adecuadamente, sin distorsiones, y reflejen los precios verdaderos, libres de prácticas desleales de exportadores e importadores interesados.

La producción nacional se ha visto muy afectada por una serie de políticas económicas que ha afectado sensiblemente su competitividad, dando como resultado niveles enormes de desempleo, subempleo y empleo precario.

Es hora de asegurarse de que los mercados de productos y los financieros funcionen adecuadamente y que asumamos políticas para promover el empleo y la producción en nuestro país.

El autor es consultor de mercados internacionales.