La realidad de las mujeres

Diversos reportes dejan entrever los grandes retos que tenemos por delante

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

En una de las magníficas conversaciones compartidas con mi abuela materna, me confesó que ella se casó de negro porque era pobre.

Vivía en la España de 1930. A lo largo de la vida, fui comprendiendo lo que mi abuela me quería enseñar desde sus propias vivencias. Esa verdad y otras que compartimos me siguen doliendo e incomodando porque las mujeres continuamos viviendo en una creciente inequidad social, donde tenemos que cargar con el pasado, cambiar el presente y luchar por un futuro más equitativo, sorteando las barreras culturales que nos empobrecen integralmente.

No era solo el vestido negro, lo que me dolió fue comprobar que una mujer no pudiera decidir sobre sus propios deseos y su vida.

En este año, el lema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) este 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, es Por un planeta 50-50 en el 2030: demos el paso para la igualdad de género.

Esta fecha mundial, que es un reconocimiento a las infatigables luchas de las mujeres (acompañadas en ocasiones por algunos varones), sirve también para reflexionar sobre los desafíos y las expectativas de nuestra Costa Rica femenina integrada por 2.195.524 mujeres; un 51% de la población nacional (censo nacional del 2011).

Radiografía. Diversos reportes e informes que abordan la condición de la mujer en Costa Rica dejan entrever los grandes retos que tenemos por delante.

El Informe Estado de la Nación del 2015, al referirse al índice de desigualdad de género, señala que Costa Rica se ubica en el puesto 68 de un total de 187 países. El INEC, por su parte, concluye que un 24% de las mujeres costarricenses se encuentran en situación de pobreza y pobreza extrema, y señala que en el cuarto trimestre del 2014, alrededor de 220.000 personas se encontraban desempleadas.

La población sin trabajo respecto al último trimestre del año 2013 aumentó en 31.000 personas, principalmente por el incremento del desempleo en las mujeres (21.000 personas).

En octubre del 2015 se conoció el resultado de la medición del índice de pobreza multidimensional, que resalta la falta de vivienda adecuada como uno de los muchos problemas que enfrentan los 318.421 hogares pobres, de los cuales un 44,5% están a cargo de una mujer.

Conviene preguntarnos qué será para estas mujeres igualdad de género, empoderamiento, vivienda propia o derechos para ellas o para sus hijas, nietas, sobrinas y amigas.

Se calcula que en nuestra sociedad las mujeres recibimos, en promedio, un 28% menos salario que los hombres, aun teniendo características similares a las de ellos.

Con solo estos cinco datos, podemos concluir que a lo largo del tiempo perpetuamos e inventamos otros muchos estigmas sociales que obstaculizan, e incluso demeritan, el aporte continuo y evidente que las mujeres hacemos a la sociedad.

Vivienda. Si nos detenemos a analizar el ámbito de la vivienda, es evidente que la pobreza impide y dificulta a la población acceder y mantener una casa adecuada. Para Hábitat para la Humanidad es posible afirmar que la cantidad de mujeres que se acercan a nuestra organización en busca de una solución de vivienda supera a los varones.

Las mujeres están urgidas de ofrecer a sus hijos y nietos un lugar habitable, seguro y aseado que les permita estudiar y a ellas trabajar, tener acceso a agua, electricidad y vivir sin hacinamiento.

Esto, tan cotidiano y necesario para el buen vivir, se convierte en un complejo reto dado que los hogares pobres con jefatura femenina no cuentan con las condiciones mínimas para sustentar un conjunto de requerimientos con el fin de lograr su sueño: una vivienda propia y adecuada.

Desempleo, falta o un bajo nivel de ingresos, poca e inadecuada educación, maternidad temprana o joven, maternidad numerosa, exclusión social y marginación son algunos de los factores que inundan la canasta básica de la pobreza femenina.

Si bien tenemos políticas públicas para esta problemática, lo cierto es que su complejidad requiere de un equipo de trabajo que sea una fuerza intelectual y operativa para abordar integralmente la demanda de los hogares pobres.

La autora es directora ejecutiva de Hábitat para la Humanidad-Costa Rica.