La razón de Macron

Quienes rehúsan vacunarse están en su derecho, pero deben quedarse en la casa para no poner en peligro a los demás

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Creer que la tierra es plana, que la Antártida es el límite de la tierra conocida, que las misiones Apolo nunca llegaron a la luna y fue un montaje de la NASA quién sabe con qué propósito y a qué costo; que las vacunas introducen un chip que nos controlará y alterará el ADN, ¡vaya usted a saber para qué!, o que la tierra es hueca y dentro de ese enorme agujero viven los mayas, en realidad es inofensivo o, por lo menos, no afecta la salud física (aunque sí la mental) de ninguna persona. Tampoco ocasiona la muerte a miles de personas.

Allá los que quieran creer en esas tonterías, que no hacen más que avergonzar a los que niegan las indiscutibles pruebas científicas, cuya pretensión no es convencer a ningún absurdo creyente en conspiraciones, sino que es parte de su obligación y objetivo de ser siempre la luz en la oscuridad proclamada por Sagan.

La ciencia no es una doctrina en lo que se cree o no, no es una cuestión de fe, es la simple y llana exposición de la verdad o, como mínimo, de lo que podemos probar y comprobar, y demostrar para hacer cada vez menos ignorante a la humanidad.

Consecuencias para la colectividad. Pero quienes se niegan a que los vacunen, que insisten en ello con argumentos falaces, sin prueba alguna y sin la más mínima justificación, esos sí son enemigos de la humanidad.

A esos que quieren seguir propagando el coronavirus, a esos que no les importa seguir matando a miles de personas, a esos a quienes les son indiferentes los millones de muertos que ha dejado esta pandemia en año y medio, a esos, les tengo una noticia: Emmanuel Macron, presidente de Francia, dio en el clavo.

Proclamó que no somos los vacunados los que debemos pagar el precio del encierro y del confinamiento, no somos nosotros los que debemos sacrificar la vida, dejar de ver el mundo, dejar de disfrutar una puesta de sol o un amanecer porque unos cuantos niegan la verdad de las vacunas o les atribuyen motivos ocultos quién sabe con qué fin.

¿A quién le interesaría alterar el ADN de un pobre ignorante? O mucho peor, ¿a quién le interesaría o con qué oculto propósito podría alguien o algún gobierno o alguna agencia de espionaje tener algún beneficio en introducir un costosísimo nanochip dentro de algún pobre mortal?

Los que no quieren ser vacunados deben asumir su responsabilidad de creer en lo que deseen, pero que se queden en sus casas, que no salgan a contagiar a los demás, que paguen el costo de dejar vivir a los demás, porque, si no nos vacunamos todos, el virus seguirá matando gente, y eso no es justo para nadie y mucho menos para las familias de los millones que ya han sufrido la muerte de algún ser querido a causa del SARS-CoV-2.

Esperemos que el resto del mundo siga el ejemplo de Macron, quien con su razón ha expuesto su deseo de vivir para él, para sus hijas y para sus conciudadanos, y que los demás gobiernos del mundo exijan el confinamiento de los que no quieren vacunarse, y se otorgue un certificado de derecho a vivir la vida libremente a los que sí.

rprotti@geotestcr.com

El autor es geólogo.