La prevención debe continuar

Los desafíos del IVM derivan de la inacción, a pesar de la múltiples alertas que se dieron

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El Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) enfrenta desafíos que en su mayor parte derivan de la inacción a pesar de múltiples alertas. En su momento, durante mi presidencia ejecutiva en la CCSS, se hizo la profunda transformación representada por la Ley de Protección al Trabajador y la creación del régimen de pensiones de capitalización individual (Régimen Complementario de Pensiones, RCP) y del Fondo de Capitalización Laboral (FCL), así como la más profunda reforma de la ley constitutiva de la Caja.

Aun así, un poco antes de lanzar el nuevo Sistema Centralizado de Recaudación (Sicere), propuse y publiqué un Libro Blanco con una propuesta de reforma del IVM para garantizar su sostenibilidad.

Decía entonces, hace 16 años, que “se requiere, para asegurar la sostenibilidad del régimen de IVM, adaptar los parámetros que determinan los ingresos, requisitos y beneficios a los cambios demográficos y socioeconómicos del país, modificando cuotas, fórmulas de cálculo de futuras pensiones, edades de retiro y tasas de reemplazo”.

“Conozco muy bien que las reformas de pensiones no son sencillas, ni fáciles, ni instantáneas”, también afirmé en aquel entonces.

Además planteaba en ese momento: “Comparto que este no es el momento propicio para un cambio en el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte, pero al mismo tiempo estoy convencido de que los cambios deben proponerse valientemente para que la discusión pueda plantearse y para que en el futuro podamos hacer las reformas necesarias, graduales y proporcionadas que nos permitan garantizar la sostenibilidad de nuestro primer pilar de pensiones. No hacerlo transparentemente como lo hago en este Libro, podría ser demagógico”.

Toca, ahora, impulsar las reformas que no se hicieron en los años siguientes, sin violar las reglas básicas en las que se sostiene todo régimen de seguridad social: que los jóvenes ayuden a los adultos mayores; que los sanos ayuden a los enfermos; que los ricos ayuden a los pobres.

Régimen mixto. En Costa Rica tenemos un régimen mixto de pensiones, como lo tiene Suecia, por ejemplo. Así, nuestro sistema combina dos grandes ejes: a) de reparto (solidario) y b) de capitalización individual (equitativo).

El IVM es un régimen de reparto y de capitalización universal. Todos los patronos y trabajadores aportamos a una olla común para que al cumplir las cuotas, edad y condiciones regladas se nos otorgue una pensión que salga de los ahorros aportados a esa olla común.

En el RCP (segundo pilar), en cambio, los patronos aportan a una olla individual de cada trabajador que administra una operadora, para que al llegar la edad de jubilación se le pueda pagar una pensión complementaria, de acuerdo con sus rendimientos.

Los problemas del IVM no se deben resolver anulando el reparto y dejando únicamente al RCP; ni matando al RCP, es decir, tomando los ahorros ahí acumulados para financiar el de reparto. Ambas propuestas deben ser rechazadas.

¿Qué hacer entonces? La solución integral a los desafíos actuales del IVM debe contemplar acciones en cinco grandes áreas:

1) Impulsar más el crecimiento económico y la creación de empleo formal.

2) Aumentar los ingresos del IVM en un 40% (llegar al 10,5% de aportes), sin aumentar las cargas patronales (ya de por sí altas, porque podríamos generar desempleo o más informalidad), pero sí trasladando gradualmente cuotas laborales existentes.

3) Revisar requisitos y beneficios, fórmulas de cálculo de futuras pensiones, edades de retiro y tasas de reemplazo, para lo cual no se necesita pasar de los 65 años. Y asegurar que con el IVM más el RCP se pueda llegar a un 65% del salario promedio al momento de la jubilación.

Para lograr lo anterior es necesario que el segundo pilar se otorgue como seguro mensual durante los años de jubilación.

Hay que garantizar una transición gradual y sin dramatismos.

El autor fue presidente de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).