La Policía de Fronteras

La eliminación de la Policía de Fronteras fue decisión de la Oficina de Planificación

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La Policía de Fronteras, según los artículos 23, 24 de la Ley General de Policía, y artículo 2 inciso a) de la Ley de Creación del Servicio Nacional de Guardacostas, la constituyen en Costa Rica, tres cuerpos policiales: el Servicio Nacional de Guardacostas para las fronteras marítimas y aguas jurisdiccionales e interiores del Estado, el Servicio de Vigilancia Aérea para las fronteras aéreas y aeropuertos, y la Fuerza Pública para las fronteras terrestres.

Miente quien diga que durante mi gestión se “eliminó la Policía de Fronteras” y que hubo un “error estratégico”, afirmaciones de tipo mediático y propagandístico, sin asidero operativo ni legal, pues antes de que asumiera como ministra, ya la Oficina de Planificación, ante un dictamen de la Asesoría Jurídica del Ministerio, había concluido que no se podía conformar una Dirección de Policía de Fronteras dejando de lado la vigilancia aérea de esta zona, que ya existía el Servicio Nacional de Guardacostas para el resguardo de las fronteras marítimas, de las aguas marítimas jurisdiccionales e interiores, y que al existir organizacionalmente una Dirección de Vigilancia Aérea, esta no podía estar contenida dentro de la Policía de Fronteras.

Por consiguiente, la Oficina de Planificación Institucional, mediante oficios N.° 136-2008 y N.° 152-2008 OPI, recomendó en lo literal: “asignar la vigilancia y el resguardo de las fronteras terrestres a las Direcciones Regionales de la Fuerza Pública que tienen bajo su jurisdicción límites fronterizos. Para ello debe fortalecerlas con funcionarios policiales capacitados en este ámbito de acción aplicando estrategias acorde a la problemática social, política y económica que se desarrolla en estas zonas, además de otros recursos como equipo móvil, de comunicación, informático, avituallamiento y todos aquellos necesarios para el cumplimiento eficiente de sus funciones. (') De lo anterior se desprende que la protección de las fronteras es una labor general de toda la Fuerza Pública, por lo que no se amerita la creación o continuidad de una policía exclusiva para las fronteras.”

Así las cosas, cuando asumí el cargo de ministra a partir del 14 de abril del 2008, me di a la tarea de reforzar estos tres cuerpos policiales y establecer las coordinaciones de su accionar para la vigilancia de las fronteras terrestres, marítimas aéreas.

El Servicio Nacional de Guardacostas tuvo un crecimiento de 100 nuevos oficiales, la reparación y compra de 5 embarcaciones, lo que llevó a incautar en los 23 meses de mi gestión más de 27 toneladas de cocaína solo en el trabajo del mar, para un total de 102 toneladas durante la Administración 2006 - 2010, con el trabajo conjunto de las policías especializadas antidrogas.

La Policía de Vigilancia Aérea tuvo un incremento de 80 nuevos oficiales, lo que permitió no solo la evaluación positiva de la seguridad de nuestros aeropuertos por parte de la Administración de Seguridad de Transporte del Gobierno de Estados Unidos, sino que se atendió la inauguración y funcionamiento en la ampliación del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, con magníficos resultados. Además, se puso en funcionamiento el avión “Caribú”, que tanto servicio ha dado al país, sobre todo en las situaciones de emergencia.

La Fuerza Pública se reforzó con más de 3.800 nuevos policías y con la formación y capacitación especializada de un gran número de oficiales en servicio. Con esta acción se incrementó el número de policías en Paso Canoas, Peñas Blancas, Sixaola, Punta Burica y en todas las delegaciones policiales, tanto de la zona norte como de la zona sur. En los puntos fronterizos se realizó la mayor supervisión al integrarlos a la región policial correspondiente, con lo que disminuyó la corrupción; se restituyeron los controles de carreteras, que, inexplicablemente, habían sido eliminados en los dos años anteriores a mi gestión, se envió policía rotativa de élite a puntos vulnerables como Punta Burica y Sixaola, entre otras.

Presupuesto apropiado. Como hice énfasis en diversas oportunidades y hoy lo reafirmo, es necesario, es imperativo, dotar al Ministerio de Seguridad Pública de un presupuesto apropiado para mantener a las fuerzas policiales con satisfacción, al menos, de sus requerimientos básicos en formación y capacitación, armas, uniformes, vehículos, alimentación, delegaciones policiales decorosas, salario digno, jornadas laborales más humanas, entre muchas otras necesidades.

Los costarricenses exigimos y merecemos tener más y mejores policías, pero la dotación presupuestaria que se le asigna es minúscula; representa el 0,5% del producti interno bruto (PIB) para seguridad ciudadana y seguridad nacional; es decir, menos de ¢20.000 por persona al año, con lo que nunca se tendrán dichas necesidades cubiertas.

La formación de policías especializados en la protección y defensa de nuestras fronteras terrestres, es un imperativo y ello no implica que se esté pensando en militarizar el país.

Cada vez que se habla de profesionalizar y abastecer a la Policía de lo necesario para que pueda hacer bien su trabajo, hay voces que mediatizan por el espectro de la militarización ya superado para siempre en Costa Rica.

Es necesario recobrar y reordenar el espacio fronterizo tanto en el sur como en el norte. A la Policía se le dificulta su trabajo si no hay caminos de penetración, si las fronteras están llenas de establecimientos comerciales, si hay un caos urbano, por eso siendo ministra presenté un dictamen negativo al proyecto de ley que pretende pasar a manos privados los terrenos de las franjas fronterizas. Donde hay caos, desorden y abandono, es terreno propicio para la delincuencia, el crimen organizado y sus delitos conexos, especialmente el narcotráfico, la inmigración ilegal y para que nos quieran mancillar la soberanía nacional.

El problema de la gestión policial solo se puede atender con mayor presupuesto, con mucho compromiso y dedicación, mística en el trabajo, mano dura contra la corrupción, profesionalización policial y, sobre todo, trato humano: los policías y las policías son seres humanos que arriesgan su vida todos los días, por lo que merecen nuestro respeto, apoyo y comprensión.

Hoy más que nunca el país reclama una policía moderna, equipada y preparada para recobrar la soberanía nacional en sus tres espacios: tierra, mar y aire, y es hacia ese fin al que se deben encaminar los esfuerzos de las altas autoridades con el concurso de la población civil.