‘La Nación’: guardián del sistema democrático

Por las cosas positivas que La Nación ha hecho para el país, mi reconocimiento

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En el 70.° aniversario de haber salido a la luz pública el periódico La Nación, es el momento propicio para hacer un recuento de la labor cumplida. No quiero repetir lo que muchas personas han escrito, sino enfocar la labor del periódico en dos ángulos.

Antes una aclaración. He disentido en muchas oportunidades de la línea editorial del medio y creo que seguiré haciéndolo, pero esto no es óbice para no reconocer dos méritos que en mi concepto tiene La Nación.

Primero: se convirtió en el guardián del sistema democrático costarricense, porque al haber triunfado un movimiento armado en el año 48 y haber desaparecido prácticamente de la palestra política el Partido Republicano, el fiel de la balanza lo representa dentro de otros medios el periódico La Nación.

Fue el fiscal permanente de la actividad electoral en el país y no permitió, para bien de la democracia de Costa Rica, que el PLN se convirtiera en el único partido con opción al triunfo electoral. Creo que la democracia costarricense le debe agradecer a La Nación el haberse convertido en ese período en la “oposición” al PLN y salvar nuestro sistema democrático republicano.

Segundo: en las democracias modernas, además de la función legislativa, le corresponde al Parlamento el control político (artículo 121, inciso 23 y 24 de nuestra Constitución).

Esta potestad del Parlamento se incorpora en nuestra Carta Magna en el año 1949. Las veleidades políticas y las flaquezas humanas han hecho de este instituto jurídico letra muerta.

Con muy pocas excepciones que confirman la regla, el control político no ha funcionado en nuestro país. Es en este campo también que el periódico La Nación ha cumplido bien y fielmente los deberes de su destino.

El trasiego muy dudoso de cédulas de identidad antes de un proceso eleccionario, en la década de los años 50 del siglo pasado, Sabundra, Vesco, la penetración del narcotráfico en nuestro país, el abuso de pasaportes diplomáticos y cargos consulares, Asignaciones Familiares, el “puente de la platina”, la trocha, los desafueros de algunas juntas directivas de bancos estatales, el caso Alcatel, el de la Caja Costarricense de Seguro Social, el caso de Panamá Papers, que falta de profundizar, son algunos ejemplos de lo que la prensa moderna tiene que hacer, y de lo que La Nación ha hecho, incluso con grave riesgo para el periódico y con mucho peligro para sus periodistas.

Reitero, opuesto ayer y siempre al periódico en su línea editorial, pero en las cosas positivas que ha hecho para el país, mi reconocimiento.

El autor es abogado.