La mochila de Mujica

“La vida hayque vivirlamirando haciadelante”, José Mujica

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¿Cuál es la diferencia de José Mujica con otros presidentes? La pregunta se desprende de un artículo publicado en este diario el domingo 22 de diciembre pasado, titulado “José Mujica: un presidente no tan diferente”. Retomo sus contenidos, porque creo, más bien, que sí tiene rasgos que lo diferencian. Creo más oportuno expresar estas opiniones ya pasadas las elecciones para evitar alguna confusión con alineaciones políticas. Destacaré los atributos de su forma de vida no solo para otros colegas presidentes, sino también para toda la colectividad.

Los contenidos del artículo mencionado enfatizaban su labor presidencial y su ideología, tal como corresponde al tono de este formato. Simultáneamente, la redes sociales (Facebook) lanzan una entrevista que le realiza al presidente uruguayo una periodista española. Como no todos ven o les interesa esta red, la vi y oí con suficiente cuidado para extraer de ella los pensamientos más juiciosos e interesantes que revelan los principios, valores y también, para algunos, ambigüedades y contradicciones, propias de este presidente tan sui generis por su simpatía, naturalidad, calor, sentimientos, sencillez, etc. Me abocaré a destacar y parafrasear las ideas más universales y humanísticas que expresó en ese momento, aceptables, creo, para cualquier lector, más allá de su posición ideológica o simpatía por Mujica.

Hacia delante. En primer lugar, su pensar sobre la vida (o sobre “el vivir”) ha sido vector de su actuación en la política. Dice Mujica: “Cada mañana amanece y la vida es porvenir. La vida es tan hermosa que hay que defenderla. En la vida hay que aprender a cargar con una mochila de dolor, pero no vivir mirando la mochila. La vida hay que vivirla mirando hacia delante”.

En relación con –para muchos– su “sorprendente” forma de vida, no habitual, es decir, sencilla, parca y frugal, explica que, efectivamente, le gusta, y que cree y practica la sobriedad (no la “austeridad”, pues, según él, esta palabra está prostituida en Europa). Unido a esta idea de la sobriedad, la enfatiza y la relaciona con el binomio tiempo/felicidad: “Para vivir feliz hay que tener libertad y, para tener libertad, hay que tener tiempo”. Así, une las tres actitudes: “sobriedad implica tener más tiempo y mayor margen para hacer lo que a uno le gusta”.

Es interesante ver cómo Mujica entrelaza su ideología (que vira hacia la izquierda) con su modo de vida. Su crítica, en relación con el consumismo (no consumo), la valida de esta manera: “No se debe vivir gastando el tiempo de la vida que tuviste que gastar para tener plata, pues lo único que no se compra es la vida”. Y… malintencionadamente añade: “Se gasta también mucho tiempo en cuidarla para que no nos la roben” y “Nadie es más que nadie, no te llevarás nada; por muchas ínfulas que tengamos, no llevaremos equipaje”.

Marihuana y narcotráfico. Es lógico que la entrevistadora entrara en temas álgidos. En relación con la legalización de la marihuana, plantea que el mayor problema no es la marihuana en sí, sino el narcotráfico. Recuerda en tono malicioso que “ninguna adicción, excepto la del amor, es recomendable”. Está convencido de que el problema debe ser manejado por el Estado: se inscriben los adictos, se evalúa la dosis y se les da el debido seguimiento. El dinero que se recoge se invierte en problemas de bien social. A este respecto, aún no hay total claridad de los resultados, pero sus argumentos no son nada despreciables.

Aborto. El más complicado, por la red de factores que lo rodean, es el tema del aborto. Mujica niega que, tal como se le ha acusado, esté en favor del aborto per se. Su creencia apunta a que no se deben tomar decisiones drásticas al respecto. Está convencido de que hay situaciones en que es “preferible” esa decisión, luego de una seria evaluación médica –entiéndase: “aborto terapéutico”–. Sin embargo, da un paso más (más atrevido) y se refiere a la situación y futuro de las mujeres violadas: “Que el mal no sea mayor, es decir, dejarlas abandonadas, prostituidas, drogadictas, etc”.

Posiblemente, este es uno de los temas más difíciles y controversiales de su política; sin embargo, es candente, está en el tapete de muchos Gobiernos, y él lo retoma con sinceridad y sin ambigüedades.

¿No hace todo lo anteriormente expuesto una diferencia? Esta entrevista aleccionadora es una prueba de ello. Además, se produce una sensación de acercamiento al ver “en vivo y a todo color” a José Mujica conversando, arropado en su sencillez y claridad mental, sin poses estereotipadas.

Termino repitiendo su consejo: “En la vida hay que aprender a cargar con una mochila de dolor, pero no vivir mirando la mochila. La vida hay que vivirla mirando hacia delante”.