La majestad de la presidencia

Es evidente que el presidente Rodrigo Chaves es inteligente y podría hacer una mejor gestión si toma en cuenta 4 puntos claves

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No conozco personalmente al presidente, Rodrigo Chaves, pero no hace falta. Es evidente que se trata de una persona inteligente y que supo aprovechar la oportunidad que se le presentó para llegar a la primera magistratura.

Vino al país como ministro de Hacienda. Carlos Alvarado prescindió de sus servicios y, a pesar de varios peros, bien apuntalado por el grupo que lo apoyó y Pilar Cisneros, llegó a la cúspide. Eso sí, su gestión está en peligro por su forma de relacionarse.

Lo positivo. La orientación de su gobierno refleja la cultura del Banco Mundial: buen manejo de las variables económicas y entiende la necesidad de mantener la economía en equilibrio. Don Rodrigo Chaves manifestó al comienzo de su mandato que él haría suyo el problema financiero. Ha encontrado leales colaboradores en el ministro de Hacienda y en el presidente del Banco Central.

Lo negativo. Sin embargo, falta claridad en cuanto a la conformación de política pública, especialmente la social, aunque reconozco que en Costa Rica no es fácil trabajar en este campo y son muchos los que opinan sobre lo que está bien, pero a menudo en defensa de intereses creados y una resistencia al cambio a toda prueba.

La norma en un país que quiere progresar sostenidamente y es miembro de la OCDE debería ser exactamente lo opuesto: análisis y apertura al cambio. Por otro lado, una gran cantidad de iniciativas se malogran porque las ideas o los proyectos se presentan mal, lo que tiene mucho que ver con la calidad de un gabinete improvisado.

La gestión pública, es decir, gobernar más allá de administrar, requiere conocimiento, destrezas y actitudes muy propias de este campo, y priorizar el bienestar general. Es evidente la improvisación que, al tirarse al vacío,ocasionó el electorado.

Sonevidentes los errores de peso, como la política del mercado del arroz, siguiendo recetas que generalmente fracasan porque desdeñan las externalidades. Otro sonado ejemplo es el financiamiento del Sinart con presupuestos institucionales de publicidad. Hay muchos ejemplos más.

Lo inaceptable. Lo negativo se medio disimula, y más en Costa Rica, donde, como decía José Figueres, los escándalos no duran más de tres días. Lo que no se disimula y hace mucho daño es loinaceptable.

Los desplantes a la prensa o el expresarse sin fundamento, que llevó a Intel a desmentir lo dicho por el presidente, las misiones de servicio exterior en el país y los medios internacionales lo esparcen por el mundo. Atacar con cizaña públicamente a titulares de los otros poderes origina un gran daño al país.

Los exabruptos sirven en campaña, cuando la ciudadanía deficientemente formada se deja seducir por posturas autoritarias, encanto que se disipa con el tiempo y cuando la gestión cuatrienal se va desgastando.

Lo prudente. El presidente lo es de todos y, como tal, debe encontrar la forma de llevarse bien con los sectores, o al menos disimular las diferencias. El líder moderno, más que un general berrinchudo y autoritario, es como un pastor de ovejas. No es conveniente que sea él quien exacerbe las diferencias creando un ambiente crispado.

La majestad del cargo hay que respetarla. La confrontación no es el camino, y menos cuando se sabe que, bien que mal, Costa Rica es un país de consenso.

A menos de dos años de gobierno, empiezan a aparecer en la quilla puntos débiles que podrían agrietarse; es muy pronto todavía para que eso suceda. No le sirve al país un gobierno debilitado por la forma de ser de su propio presidente.

cmecheverria@yahoo.com

El autor fue profesor Ciencias Políticas en la UCR.