La indiferencia ayuda al opresor, nunca a la víctima

El Holocausto es la mayor tragedia de los tiempos modernos y, sin embargo, el odio persiste de manera alarmante

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Guerras, dictaduras, hambre, corrupción, persecuciones, violación de los derechos humanos, discriminación... son una constante a lo largo de la historia. La humanidad parece no aprender de sus errores y, por ende, los sigue repitiendo. ¿Cómo evitar tropezar otra vez con la misma piedra? Por eso Edward Gibbon decía que “la historia es un registro de los crímenes, locuras y malaventuras de la humanidad”.

Como una forma de impedir que se mantenga el mismo patrón, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 27 de enero como el Día Internacional en Memoria del Holocausto para honrar a los seis millones de víctimas judías y a millones de otras víctimas perseguidas y asesinadas por los nazis.

La fecha marca la liberación del campo de concentración y exterminio Auschwitz-Birkenau y tiene como objetivo recordar el Holocausto, luchar contra su negación y promover programas educativos que ayuden a prevenir futuros genocidios.

No obstante haber vivido en el Holocausto la mayor tragedia de la humanidad en tiempos modernos, las ideologías de odio persisten de manera alarmante y, todavía en pleno siglo XXI, siguen ocurriendo desde genocidios y persecuciones hasta discriminación, violación de los derechos humanos y otros crímenes contra variados grupos minoritarios en muchas regiones del mundo.

Costa Rica, tristemente, no escapa a esta amenazante realidad. Según el Estudio sobre discursos de odio en redes sociales de Costa Rica 2021-2022, elaborado por las Naciones Unidas, el Observatorio de Comunicación Digital del Centro de Investigación en Comunicación de la UCR y la firma de análisis de datos COES, los mensajes de odio y discriminación han aumentado de manera considerable en nuestro país.

Los ataques basados en odio se incrementaron un 71 % en comparación con el período anterior. Además, se concluyó que el 77 % de los mensajes analizados tenían la intención directa de ofender, agredir y violentar a otros grupos o personas.

Los temas que más generaron discursos de odio y discriminación son los relacionados con la política, la orientación sexual, el género, la xenofobia, el choque generacional, la religión, el racismo y la discapacidad. En particular, resulta alarmante el crecimiento exponencial de las expresiones de odio contra las personas con discapacidad, que se incrementaron un 2.600 %; por religión, un 1.766 %; y por choques generacionales, un 1.160 %.

Otro estudio concluyó que en Costa Rica 6 de cada 10 personas afirman haber sido discriminadas, cuando menos, una vez, ya sea por su condición económica o social, por su edad o por razones de género.

Como bien lo indicó Allegra Baiocchi, coordinadora residente de la ONU en nuestro país, las expresiones de odio y discriminación “no contribuyen al fortalecimiento del tejido social y a la necesaria cohesión para lograr una Costa Rica más próspera, segura y con oportunidades para todas las personas por igual”.

Por esto, son de aplaudir las campañas internacionales de recordación del Holocausto, como #WeRemember, que lleva a cabo el Congreso Judío Mundial todos los años, con el fin de promover que todos aprendamos del pasado y recordemos al mundo los niveles abominables a los que puede llegar el odio sin vigilancia ni acción. El aterrador aumento del antisemitismo demanda acciones urgentes.

También es bienvenida la Guía jurídica para prevenir y erradicar los discursos de odio y la discriminación,redactada por la oficina de la ONU en Costa Rica yel Colegio de Abogados y Abogadas. Otra herramienta que aportaría muchísimo es la aprobación de una ley moderna sobre prevención de la discriminación para que, con un enfoque educativo y fiscalizador, se promueva la tolerancia y se combata la incitación al odio.

En palabras de Elie Wiesel, judío sobreviviente de los campos de concentración del Holocausto y premio nobel de la paz, “lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. Lo contrario de la belleza no es la fealdad, es la indiferencia. Lo contrario de la fe no es la herejía, es la indiferencia. Y lo contrario de la vida no es la muerte, sino la indiferencia entre la vida y la muerte”.

Levantemos nuestra voz, no solo contra el antisemitismo, sino también contra el odio, el fanatismo y toda forma de intolerancia y discriminación contra los seres humanos. El silencio y la indiferencia ayudan al opresor, nunca a la víctima.

El autor es miembro de la Comunidad Judía de Costa Rica.