La familia desde siempre

La familia siempre existirá, pese a sus pocos enemigos y a quienes desean suplantarla

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En todas o diferentes épocas de la historia humana, la familia ha existido como fuente de vida, convivencia, trabajo y desarrollo. No es de ahora. Puede tomarse cualquier período histórico y siempre vamos a encontrarla con o sin modos de formarse, mas no perdiendo sus características esenciales de institución natural (Cfr. Compendio de Derecho Natural de Miguel Izquierdo y Javier Hervada).

En oposición a esta postura, se encuentran las distintas pero equivalentes posiciones de los conocidos autores norteamericanos Skinner, Sumner y Tooley. Este último declara “preferible la muerte de un ser humano recién nacido a la tortura de un gato adulto” ( El Derecho a la vida, p.12). Estos tres autores se inclinan por el derecho positivo, promulgado por los legisladores. Además, ignoran a todo ser humano y parten de la persona y de lo que ella demande de la sociedad.

Tales autores se inclinan, como es de esperar, movidos al son de su preferencia, por el aborto y por la muerte del anciano y del enfermo terminal. Ya algunas organizaciones internacionales acogen estas posturas jurídicas extremas y contradictorias. Contradictorias porque invocan los derechos humanos, pero amparándose en el derecho positivo, el mismo promulgado por los legisladores.

Asimismo, menosprecian el originario de todos los derechos: la vida humana. Ante este menosprecio de la vida, siete conocidos profesores universitarios europeos publican El Derecho a la vida. Ellos son: C.I. Massini y P.Serna (Eds.), J.Finnis, G.Kalinowski, A. Ollero, V.Possenti y R. Spaesmann.

Vacío. Si los miembros principales de la familia, hombre y mujer, no existieran, el mundo sería una tierra cubierta de soledad, vacía e inhóspita. En cambio, el refutado tratadista de derecho José Castán propone rodear a la familia de toda clase de garantías educativas, económicas, jurídicas y morales. Ciertamente, esta familia de siempre, fuente de vida y centro de convivencia, de trabajo y desarrollo, es tan natural como la ley de la gravedad, esa que a nadie se le ocurriría modificar, como absurdo sería variar el curso de las corrientes submarinas.

Cosa distinta sería modificar las causas del calentamiento global, provocado por las desmedidas ambiciones de los hombres, con típico menosprecio de toda ética ecológica. Al contrario, la familia siempre existirá, pese a sus pocos enemigos y a quienes desean suplantarla.

No en vano el artículo 51 de la Constitución Política consagra: “La familia como elemento natural y fundamento de la sociedad tiene derecho a la protección especial del Estado. Igualmente tendrán derecho a esa protección la madre, el niño, el anciano y el enfermo desvalido”.

El autor es abogado.