La construcción del ‘nosotros’

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

“La convivencia es la necesidad del ser humano de vivir con algo más que sí mismo. Es la creación del ‘nosotros’”. Estas son las palabras de Juan Diego Romero Carpio, un estudiante de secundaria que participa en el programa Convivir, del Ministerio de Educación Pública. Juan Diego sintetiza muy bien la razón por la que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo decidió enfocar su nuevo Informe Nacional sobre el Desarrollo Humano en la convivencia en Costa Rica. Para tener una vida plena, los seres humanos necesitamos vínculos de amor, de amistad y de solidaridad con los demás.

Por eso, el nuevo informe, titulado “Aprendiendo a vivir juntos”, analiza cómo va la sociedad costarricense en la construcción de la vida en comunidad –en “la construcción del nosotros”– y examina cómo la gente ve a los demás y cómo se relaciona con los otros miembros de la sociedad. También estudia hasta dónde ha llegado el Estado costarricense en la garantía y el cumplimiento real de los derechos de todos los integrantes de la sociedad, porque esta es una condición esencial para construir una convivencia que realmente incluya a todos.

Aprender a convivir. El principal hallazgo del informe, como nos dice el título, es que los costarricenses, y también los extranjeros que vivimos en Costa Rica, estamos aprendiendo a convivir en una sociedad que ha venido cambiando mucho durante las últimas décadas. Costa Rica, igual que el resto del mundo, está enfrentando, como nunca antes, una diversidad de visiones, de identidades, de modos de vida, de intereses y de pensamientos.

Y ¿cómo va ese proceso de aprendizaje? Por un lado, vemos que Costa Rica ha construido una buena base para la convivencia. Es un país que ha logrado grandes avances desde temprano en su historia en el desarrollo de condiciones para una buena convivencia: una democracia sólida y vital, un fuerte compromiso con la paz, el respeto por los derechos humanos, y pasos gigantes hacia la universalización de servicios esenciales como la salud y la educación.

Vemos también que estos avances son producto de una decisión colectiva de la sociedad de buscar un camino solidario e igualitario, y ese compromiso sigue formando parte importante de la identidad costarricense.

Amabilidad y solidaridad. Entre la gente de Costa Rica de hoy, vemos una importante apertura y disposición para tender la mano a los demás, incluyendo a gente de pensamientos, etnias, culturas y estilos de vida distintos a los de uno. Los ticos también muestran una amabilidad y solidaridad hacia los desconocidos. Por ejemplo, la mayoría de la gente que encuestamos para el Informe dice que ha recibido apoyo de un desconocido; también dice la mayoría que ha brindado apoyo a una persona ajena.

Por otro lado, persisten en Costa Rica exclusiones importantes de ciertos grupos que el Estado y la ciudadanía no terminan de reconocer como parte plena de la sociedad –por ejemplo, los indígenas, los afrodescendientes, los discapacitados, los migrantes, la gente gay y lesbiana, incluso las mujeres–. Todavía no se reconocen ni se garantizan plenamente sus derechos.

Casi la mitad de las personas encuestadas dice haberse sentido discriminada por algún motivo en algún momento, y hay brechas importantes en el acceso a servicios básicos de calidad, especialmente la salud y la educación, y a empleos e ingresos decentes.

Encontramos que la desigualdad está dañando la convivencia. La desigualdad de ingresos, por ejemplo, ha venido aumentando en los últimos años, y la gran mayoría de la gente siente que es muy grande la diferencia entre lo que gana la gente rica y lo que gana la gente pobre, y que esta diferencia va en aumento.

Altas expectativas. Hemos visto que la gente tiene altas expectativas respecto al papel fundamental del Estado en la garantía de los derechos y del bienestar de todos, y, además, muestra un grado importante de confianza en varias instituciones públicas. Pero siente que el Estado, en su conjunto, no cumple plenamente con sus expectativas. Mucha gente piensa que la pobreza ha crecido durante los últimos años –a pesar de que no es así– y va en aumento, que la calidad de los servicios de salud ha empeorado y seguirá empeorando, que es muy difícil conseguir empleos e ingresos decentes, y que la corrupción ha aumentado y seguirá creciendo.

La preferencia por la democracia por encima de otras formas de gobierno sigue siendo mayoritaria, pero se viene disminuyendo durante los últimos años.

Ante estos hallazgos, nuestra recomendación es que sigamos construyendo sobre las buenas bases que ya tenemos, y trabajemos para cerrar las brechas, a fin de construir una mejor y más amplia convivencia que, de verdad, incluya a todos y, especialmente, a los más excluidos. Hacemos un llamado a que retomemos y fortalezcamos la decisión colectiva histórica de construir una sociedad solidaria e igualitaria.

La meta. Para dar un salto en esta dirección, es importante que coloquemos explícitamente como meta la convivencia, que incluya a todos, y reconozca y celebre la diversidad. Esto implica reconocer y garantizar los derechos de todos, especialmente de los excluidos.

Es importante que impulsemos en particular la universalización de la educación de calidad. Hay que apuntar a que todos completen por lo menos la secundaria, y que la educación promueva e inculque la convivencia y la empatía hacia los demás, especialmente hacia los diferentes.

El Informe también llama a que abramos más espacios de encuentros entre diversos grupos de personas y promovamos la participación y la corresponsabilidad de la gente con los demás y con el Estado. Además, insta a que fortalezcamos la capacidad del Estado para cumplir con su responsabilidad de garantizar los derechos de todos y promover la convivencia entre los diversos habitantes de Costa Rica.

No son tareas fáciles. Sin embargo, creemos en la capacidad de Costa Rica y su gente de ser pioneros, de plantear sueños y hacerlos realidad. Los costarricenses tienen la trayectoria de haber optado por la paz, la democracia y la universalidad de los derechos humanos cuando no era un camino ni obvio ni fácil, y hoy en día siguen esforzándose para avanzar más en todos estos ámbitos.

Para nosotros, como PNUD y como Sistema de Naciones Unidas, será un honor y un gusto acompañar y colaborar con el país en este emprendimiento.

Yoriko Yasukawa, representante de PNUD Costa Rica y coordinadora de ONU Costa Rica.