Institucionalización de la charlatanería

Se debe sancionar a quienes receten medicamentos sin estar autorizados para hacerlo

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La charlatanería en la venta de medicamentos se convirtió ya en un modelo cultural con la sinverguenzada que el sistema auspicia en permitir torcer lo que en realidad es una ciencia específica, en este caso, la farmacia. El farmacéutico en su plan de estudios no hace currículum académico para poder identificar signos y síntomas correspondientes a determinada patología.

Por eso es que la legislación reconoce dicha falencia y esgrime que solamente médicos, odontólogos, enfermeras obstetras y veterinarios (cada quién con las limitaciones propias de su rama) pueden recetar, recomendar, indicar, etc. medicamentos.

Lamentablemente, la charlatanería se ha impuesto en nuestra cultura, donde es ya conocida la “curandería” que irresponsablemente llevan a cabo muchos boticarios, haciendo de las farmacias (de cadena o independientes) pseudoservicios de consulta externa de un hospital.

Me refiero a la problemática como “charlatanería institucionalizada” porque, pese a que ya existe un pronunciamiento claro en la legislación sobre la incompetencia académica de un boticario para identificar apropiadamente una patología, todos los días los miembros de dicho gremio usurpan el espacio de un médico, algunos pobremente hasta han llegado a creer, luego de años de trabajo, que la “experiencia” les ha conferido la pericia que la academia no dio...

Entonces, si ya se prohibió por ley el oscurantismo de la curandería de los farmacéuticos, ¿por qué se sigue dando? Sencillo: por impunidad.

Con el paralelismo de la antigua ley de tránsito, donde es castigo era risible, en este caso también, esto si es que se llega a aplicar alguna pena porque los tribunales de ética y ejercicio adecuado de la profesión están conformados por astillas del mismo palo gremial.

Por eso mismo el ente rector, entiéndase Ministerio de Salud, debería actuar como corresponde y dejar claro que en temas de salud solo quienes cumplan los requisitos mínimos legales pueden ejercer una determinada rama.

La charlatanería se ha institucionalizado, al punto que ya se ve como algo normal este comportamiento de los boticarios, y la población asume que verdaderamente están capacitados para tratar su enfermedad dado que hacen lo mismo todos los días y nadie les dice nada.

Así, entonces, institucionalizamos culturalmente una conducta impropia, llena de impericia académica y sin la responsabilidad profesional que ejerce dicho gremio en su rama de farmacia comunal.