Inseguridad ciudadana por liberación de reos

Es para preocuparse que la medida de liberar reos muy pronto repercuta en el turismo

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El abogado Celso Gamboa, antes de ser nombrado magistrado de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, ocupó importantes cargos en el área de la seguridad. Fue viceministro del Ministerio de Seguridad; en el actual gobierno, ministro de la misma cartera por ocho meses y, posteriormente, ocupó el cargo de fiscal adjunto.

Dicho funcionario mediante megaoperativos policiales y allanamientos, dio lucha frontal a la delincuencia común y organizada. Gracias a su esfuerzo, cientos de delincuentes purgan sus delitos en las cárceles del país. Sin embargo, por ironía del destino, su madre, María Cecilia Sánchez Romero, ministra de Justicia y Paz, libera reos supuestamente “no peligrosos” para bajar el hacinamiento en que se encuentran las cárceles.

Desde que entró en vigor la circular 5-2015 del Ministerio de Justicia y Paz, han salido en libertad 1.270 reos (de setiembre del 2015 a abril del 2016 según las cifras oficiales), quienes solamente van un día a la semana a dormir a un centro penal de mínima contención.

La medida implantada por la ministra de Justicia, por cualquier ángulo que se vea o analice, es desatinada y propicia el incremento de asesinatos, asaltos a negocios y personas y atenta contra el sagrado derecho constitucional de protección que tenemos las demás personas.

Reincidencia. El clima de inseguridad ciudadana rebrota en nuestro país, a causa de varios factores sociales, entre ellos, la liberación de miles de reos.

A un alto porcentaje de reos al salir en libertad, y por su estigma social negativo, les es difícil insertarse en el mercado laboral. Por ello, vuelven a delinquir.

Algunos sociólogos afirman que las cárceles son universidades del crimen, pues algunos presos, durante su vida en cautiverio, socializan métodos y técnicas con experimentados delincuentes; otros, también aprenden oficios o estudian, pero son una minoría. La mayor parte reinciden y regresan a las cárceles.

Los habitantes, sin distingos de sexo, edad, profesión, nivel de escolaridad o credo religioso, nos preguntamos: ¿Para qué perseguir o apresar delincuentes si después los van a soltar?

Ahora es común leer día a día titulares de prensa como las siguientes: “Reo libre gracias a beneficio, cae por liderar banda robacarros” ( Crhoy.com, 22/4/2016). “Reo con beneficio de estar fuera de cárcel fue detenido por violación a niño” ( La Nación, 3/6/2016).

Juan Diego Castro conocido jurista y extitular del Ministerio de Seguridad, en su página web pública, escribió: “Donde el gobierno ve golondrinas, las víctimas ven violadores, asesinos y ladrones. Algunos diputados de la Asamblea Legislativa en sintonía con el clamor de los ciudadanos una y otra vez han pedido al Ejecutivo, eliminar la política de liberar reos”.

Impacto en el turismo. Me preocupa que la medida de soltar reos muy pronto repercuta en el turismo, una de las fuentes principales de ingreso de divisas y generador de empleo para cientos de personas. Las embajadas y consulados, al enterarse de que un país vive un clima de inseguridad ciudadana, dan aviso a sus gobiernos para que estos a su vez instruyan a sus ciudadanos no visitar tal país, y con ello darían poco a poco una muerte natural a la industria del turismo y a la inversión extranjera.

El presidente, Luis Guillermo Solís Rivera, defiende a capa y espada a su ministra de Justicia y Paz. Obviamente, esto debe haber propiciado un bajonazo sin precedentes en su nivel de popularidad. Es como un río que crece y crece mientras la lluvia de críticas se mantiene.

La única medida inmediata para paliar el alto nivel de inseguridad que prevalece en la población es que el mandatario ordene la inmediata suspensión de liberar presos y, de paso, destituya a la titular de dicha cartera, quien pone oídos sordos.

Si el problema es la falta de espacio y alimentos, los reos perfectamente pueden aportar mano de obra para construir o ampliar pabellones y producir alimentos para su propio consumo. La mayoría de los reos gozan de buena salud y condición física. De esta manera ayudarían en parte a minimizar el problema del Estado que repercute en ellos.

El autor es sociólogo y periodista.