Innovaciones electorales

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En la actual campaña electoral se han producido dos innovaciones fundamentales, cuya importancia merece ser considerada históricamente. La primera consiste en que, por primera vez desde 1949, fuerzas de izquierda –en este caso, el Frente Amplio (FA)– han logrado captar un respaldo significativo del electorado.

En el pasado, el Partido Comunista (PC), fundado en 1931, logró algo similar. Este fenómeno se presentó con mayor fuerza en los comicios de diputados de 1942, cuando el PC alcanzó el 16% de los sufragios a nivel nacional, con un máximo del 35% de los votos en la provincia de Heredia.

Frente Amplio. Desde finales de la década de 1990 y hasta la elección del 2010, el desencanto de la ciudadanía con el Partido Liberación Nacional (PLN) y con el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) se expresó en dos formas: un incremento en el abstencionismo y un respaldo a otras organizaciones políticas como el Movimiento Libertario (ML) y el Partido Acción Ciudadana (PAC).

Con el rápido agotamiento de las nuevas opciones electorales, en particular del PAC, y con la agudización de la crisis dentro del PLN y del PUSC, se abrió un espacio importante para que sectores que no son de izquierda desplazaran su apoyo hacia el FA.

Pese a que en las últimas semanas, en redes sociales y medios de comunicación, ha adquirido fuerza una retórica anticomunista (familiar para los estudiosos de la Guerra Fría), lo cierto es que el programa del FA es mucho más moderado que el contenido en el célebre Manifiesto de Patio de Agua, dado a conocer en 1968 por sectores de izquierda del PLN y firmado, entre otros, por el expresidente Luis Alberto Monge.

Del mismo modo que el PC, en las décadas de 1930 y 1940, amplió su respaldo electoral al convertirse en un partido socialmente reformista, el FA ha recuperado con éxito esa tradición, en medio de las críticas anticomunistas de la derecha y de los cuestionamientos revolucionarios de los otros partidos de izquierda.

Si, como las encuestas lo sugieren, el FA logra mejorar su representación en la Asamblea Legislativa, se abre una oportunidad para que la política costarricense, que desde la década de 1980 se ubicó en una posición de centro-derecha, empiece a desplazarse hacia una de centro-izquierda, como la que prevaleció –con diversas especificidades– en el medio siglo transcurrido entre 1932 y 1982.

Puesta al día. La segunda innovación, de igual importancia que la primera, consiste en que, por primera vez también, un conjunto de temas “no tradicionales” han ingresado con fuerza en el debate electoral, como los derechos de las parejas del mismo sexo, el aborto y el Estado laico.

Con el predominio de las fuerzas de centro-derecha desde la década de 1980, y con el ascenso del conservadurismo cultural promovido internacionalmente por el Partido Republicano de Estados Unidos y sus aliados evangélicos, Costa Rica, un país que desde las reformas liberales de finales del siglo XIX fue a la vanguardia de los cambios culturales en América Latina, empezó a quedarse atrás en ese campo, como lo muestra claramente –entre otros– el caso de la fecundación in vitro.

Habrá que esperar el resultado de los comicios del 2014 para determinar si la promoción de esta nueva agenda cultural depara a los partidos que la defienden (el FA y las otras organizaciones de izquierda) los rendimientos electorales esperados, pero, aun si no fuera así, le han hecho un extraordinario servicio al país al situar tales temas en la arena electoral.

De nuevo, en este caso, el FA y los restantes partidos de izquierda no proponen cambios “comunistas”, sino reformas de corte liberal, que debieron haber sido aprobadas hace mucho tiempo en el país.

Al promover el cambio social por vías institucionales, el PC contribuyó al desarrollo y fortalecimiento de la democracia costarricense, tanto por medio de sus propias iniciativas como al obligar a sus competidores electorales a ampliar y actualizar sus agendas políticas y sus planes de gobierno.

Tal vez, en la segunda década del siglo XXI, el FA y los otros partidos de izquierda puedan hacer una contribución parecida a la de sus predecesores.