Innovación educativa en pleno desierto

Una educadora pakistaní ideó llevar, en lomos de un camello, libros a los niños que no van a la escuela debido al coronavirus

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Roshan no es una plataforma tecnológica ni una biblioteca virtual. Menos aún, una aplicación. Es el nombre de un camello que carga en lomos textos para niños, de pueblo en pueblo en Pakistán, donde escuelas y colegios cerraron por la pandemia y, aun sin una crisis sanitaria, el acceso a la educación no es como en Costa Rica.

La iniciativa es de la docente Rahima Jalal, y Roshan tiene la misión de hacer llegar a muchas aldeas distantes los libros con el fin de compensar la inasistencia a lecciones y promover la continuidad del aprendizaje.

Los niños seleccionan los textos y después de la lectura los devuelven a Roshan, el camello bibliotecario, como lo han bautizado, para que este continúe la difusión del conocimiento como peculiar transporte, con el noble sentido de solidaridad, compromiso, fraternidad y hermandad que solamente puede ser visto tras el lente que trasciende el umbral de la imaginación.

William Eliot decía que los libros son los amigos más silenciosos y constantes; los consejeros más accesibles y los maestros más pacientes. La frase se cumple en los pequeños pakistaníes porque se agrupan en torno a Roshan.

Un niño que lee y se ilustra guardará en su memoria vocabulario y conocimiento, en comparación con aquel de su misma edad que no lo hace. Ambos contemplarán la orografía donde se desenvuelven, pero el segundo niño tendrá menos capacidad hermenéutica y, por ende, debilidades retóricas. La lectura es una acción inconmensurable.

Un libro de poesía sumerge a la persona en el mundo de la fantasía, en la fragancia de los versos y sensaciones que tocan las emociones del alma y los corazones. Un libro de historia transporta retrospectivamente a lo inimaginable y uno de ficción conmocionará por la utopía o distopía, donde el autor rompe las barreras del tiempo y el espacio. Sin ellos, seríamos huérfanos culturales.

Hoy un clic abre un universo de conocimientos en miles de bibliotecas especializadas. Pensaría que Roshan, en vez de ser catalogado como el camello bibliotecario, sería, más bien, la Internet del desierto, que lleva un halo de esperanza, ilusión y alegría para la formación académica de cientos de niños que esperan su llegada, aunque con un protocolo de interconexión de muchas horas o días de atraso, pero en esos lugares es intrascendente.

La creadora de esta maravillosa idea tiene el objetivo de expandir el proyecto a otros lugares. Un ejemplo de innovación en el país que ocupa el puesto 154 en el índice de desarrollo humano.

mselva9@yahoo.com

El autor es docente universitario.