‘Influenciadores’ e influenciados

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Si lee esta minicrónica, está vivo; no sucumbió todavía ni a la influenza ni a los “infuenciadores”, palabreja en el suplemento Viva de hace poco. Esa era tarea reservada a los intelectuales, otro neologismo surgido hace más de un siglo con la misma idea, pero ahora con connotación más bien negativa: nos devalúan como “opinólogos”. ¡Palabreja!

Que son influyentes esos de nuevo cuño, ¡vaya! pero son pura espuma: de lo poco que entiendo de ese nuevo lenguaje, con íconos y todo ponen “3.481; 60 comentarios: 3 veces compartido”. Ese lenguaje cuantitativo (tipo like y otras formas superficiales) con “contacto” o “favorito”, ¿supone profundidad cualitativa? Lo dudo…. luego estoy vivo todavía. No falta la foto, la imagen; prefiero el face to face.

Los términos no existen solo por figurar con acepciones diversas en el mataburros (y mataburras, por aquello…). Con Bajtín, entendamos la palabra en contexto dialógico, influenciable, pues… Pero más allá de siempre endebles e insuficientes vocablos (hasta en su tono y matices de risa distanciadora) formamos parte de ese tejido social que el recién fallecido Bauman (¡vaya constructor, hasta en su apellido!) calificó como líquido, inconstante… influenciado. Construyamos pues, sin dejarnos influenciar demasiado.

El autor es educador.