Ciertos anuncios comerciales, publicados a diario en la prensa, llaman la atención: aportes vudú; brujo blanco, gitana, santera, curandero, parapsicólogo, ocultista; cura de enfermedades, daños y maldiciones; “regreso /ato / amarro al ser amado”; “lo humillo a tus pies y elimino a tu rival”. Bebedizos de amor. ¿Acaso los remedios (¿hierbas y mejunjes sin registro sanitario?) podrían comprometer la salud? La expectativa generada al contratar el servicio (“únicas 3 opciones: sirve, funciona o resulta”) ¿podría resultar en burla o estafa?
Masajes. Chicas: finas / nuevas / dispuestas a hacer realidad tus sueños. 2x1. Lugar fino. Servicio completo. Todo incluido. Para un masaje, lo único que se ha de pedir es ¡fisioterapeuta y camilla! ¿Acaso se ofrecerá otra actividad disfrazada?
El Inamu (“masajes”), el Ministerio de Salud (permisos), las municipalidades (patente), Tributación Directa (impuestos), la CCSS (trabajadores independientes) y el INS (pólizas de riesgo laboral) dejan mucho que desear cuando no actúan de oficio ante este tipo de publicidad (¿engañosa?).
Cada lugar publicitado bajo los atributos citados debe ser objeto de indagación por los entes competentes.