Gustavo Araya Carvajal: Centro de Convenciones: un desafío

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Si bien el Centro de Convenciones atraerá mucha inversión extranjera (pues naturalmente incrementará la cantidad de visitantes, activará la economía y por supuesto que expondrá más el nombre de nuestro país) es necesario que el país se prepare y mejore la infraestructura, el marco regulatorio y, sobre todo, el conocimiento necesario para toda esta transformación. De lo contrario, podríamos perder no solo el impulso, sino también el buen nombre del país en materia turística, que muchos años nos ha costado.

Profundizar en lo que ocurrió con la construcción de la Expo Guadalajara, en esa ciudad mexicana, ayuda a medir las consecuencias de lo que significa ser un destino con un centro de convenciones.

Si bien es cierto el caso mexicano no sería el nuestro (por las grandes dimensiones de aquel), sí es un buen ejemplo por las características propias de esta ciudad.

Guadalajara es la capital del estado de Jalisco. La población total de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) es de 4.434.252, similar a la cantidad total de habitantes de Costa Rica, pero en una extensión de tierra mucho menor.

En 1987 se inauguró el Centro de Exposiciones Expo Guadalajara. Para esa fecha, la ciudad contaba con unas 5.300 habitaciones de hotel en la ZMG.

En el 2006, los datos de la Secretaría de Turismo de Jalisco indicaban que la ZMG contaba con 18.113 cuartos de hotel; un incremento del 350% en 19 años, o sea, un crecimiento del 18% anual en el sector turístico de esa zona.

Evidentemente, el aumento de la oferta turística se vio influenciado por la construcción de la Expo Guadalajara, hoy un imán turístico para la ciudad, pues las más grandes ferias y convenciones internacionales han pasado por sus instalaciones.

Contraste nacional. En la Gran Área Metropolitana josefina se cuenta con cerca de 5.000 habitaciones de hotel. No obstante, solo unas 2.000 podrían dar servicio a los exigentes ejecutivos, conferencistas y a sus familiares, que visitarían el centro de convenciones.

Esto lleva a la obvia conclusión de que debemos prepararnos para que las faltantes habitaciones que se construyan cumplan con las condiciones y necesidades básicas de los viajeros, así como para el posible incremento en visitantes.

En las condiciones actuales del mercado, posicionar un centro de convenciones con estas características no parece una tarea difícil para Costa Rica. Sería peligroso que construyéramos algo más grande, con un posicionamiento que signifique un dolor de cabeza para el Estado y el operador que administre el centro.

Para mejorar la oferta turística del país, el Gobierno debe facilitar las condiciones para que los empresarios turísticos realicen las mejoras. No se debe beneficiar solo a los grandes inversionistas extranjeros o nacionales, sino, principalmente, a los pequeños propietarios de establecimientos turísticos que no cumplen las condiciones actuales, para que mejoren su oferta y se beneficien de la bonanza que vendría de camino.

Evitar desaciertos. No quisiera imaginar el pésimo efecto que tendría para el país el no estar preparado para atender esas necesidades básicas, y, sobre todo, las consecuencias que ello podría ocasionar al mercadeo del centro de convenciones y al desarrollo turístico de Costa Rica.

Los empresarios privados debemos comprometernos a mejorar constantemente el servicio que brindamos a nuestros huéspedes. Si bien el servicio que se brinda en Costa Rica es bueno, es claro que no sobresalimos a escala mundial, como sí lo hacen otros destinos turísticos. En el tema de convenciones tenemos muy poca o nula experiencia, y debemos trabajar en ella con mucha educación.

Estamos próximos a entrar en una nueva etapa del turismo en Costa Rica y a romper con la tan marcada estacionalidad del país.

Somos nosotros mismos quienes decidimos si aprovechamos esta oportunidad o, por el contrario, continuamos enredados en los mecates de la burocracia y la ineficiencia.

Si nos inclinamos por la segunda opción, años después de construido el centro de convenciones tendremos una nueva referencia para dar direcciones, al mejor estilo costarricense: “del antiguo Centro de Convenciones, 500 metros sur…”.

(*) El autor es presidente de la Cámara de Hoteles