Ser herederos de un pasado glorioso nos obliga a defenderlo y reflexionar sobre nuestro presente y futuro con la misma convicción con que nuestros antecesores abrieron el surco de la democracia.
Los analistas políticos coinciden en que uno de los grandes desafíos actuales es la participación activa de la ciudadanía. Reto difícil porque implica la voluntad individual y el desarrollo de mecanismos de involucramiento más allá de las elecciones.
Las nuevas tendencias de participación de las personas por medio del Gobierno Abierto son un avance sustancial, pero insuficientes.
Para que la ciudadanía se mueva y sea responsable, el sistema democrático debe generar las condiciones para ello y, a la vez, infundir confianza en los costarricenses de que su voz y esfuerzo para aportar serán tomados en cuenta. Debemos asumir el reto de pensar colaborativamente.
Debemos fomentar la interacción para entendernos y que las diferencias sean vistas como oportunidades. Debemos ser capaces de comprender que la cocreación de una verdad colectiva es mejor que la visión individual. Debemos poner en práctica la escucha y dejar de lado las visiones de suma cero.
Si de verdad queremos que nuestra democracia reduzca las brechas, nos corresponde, como generación, atrevernos a pensar en grande y encontrar las respuestas al gran desafío que tenemos como país: construir nuestro futuro con esperanza y la convicción en que podemos hacerlo mirándonos a los ojos con respeto.
Es nuestra responsabilidad crear la Costa Rica del futuro más allá de las coyunturas actuales y darnos la oportunidad de poner en práctica lo que hemos aprendido del pasado.
La respuesta democrática debe garantizar la reducción de la desigualdad, las consolidación de alianzas intersectoriales, la reinvención del empleo público y la institucionalidad pública. Asimismo, es necesario adaptarnos a los tiempos para aprovechar la revolución 4.0, convertir los conflictos en acuerdos, brindar certeza a quienes han estado excluidos del desarrollo, luchar por cerrar las brechas de género y respetar los derechos ajenos.
La Costa Rica del futuro, como en el pasado, debe estar construida sobre la base de los ideales de la equidad, fraternidad y legalidad.
Me gusta la frase acuñada por el presidente, y por la que nos hace un llamado a la acción: “Atrevámonos a desatar los nudos del desarrollo”.
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El autor es internacionalista.