La propuesta para el Fondo Monetario Internacional, cuyo fin es el giro de $1.750 millones, muestra una vez más la inexistencia de voluntad política para llevar adelante los cambios necesarios para el país.
Estamos en manos de un sector público dispuesto a defender los grandes privilegios obtenidos en el pasado, sin importar si Costa Rica quiebra.
Con un desempleo, subempleo e informalidad afectando a 7 de cada 10 familias, aproximadamente, el gobierno está obligado a tomar decisiones favorables a la mayoría de los costarricenses.
El empresariado, el más afectado en esta pandemia, ha debido tomar acciones, que van desde reducir costos operativos hasta, en última instancia, despedir personal para continuar operando.
Un 30 % de las pymes ni así logran subsistir. Que no se nos olvide que el 98 % del parque empresarial son compañías con menos de 100 colaboradores y el 73 % tiene de 5 para abajo.
De acuerdo con los últimos datos obtenidos, solo el sector comercial dejó de cotizar a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), durante los primeros cinco meses de pandemia, ¢40.000 millones; el Ministerio de Hacienda vio mermados sus ingresos en ¢90.000 millones, dejados de recibir por concepto del pago del IVA.
A lo anterior deben añadirse el turismo, la construcción, la industria y los restaurantes para entender que, como sector público, en vista de la crítica situación de sus mejores clientes, debe igualmente reducir costos para subsistir.
Gobierno en dirección contraria. En el sector privado sería inaudito que, debido a ineficiencias y altos costos operativos, la opción sea subir los precios a los clientes; precisamente la solución que brinda el gobierno a través de impuestos.
¿Es consciente el gobierno de que el sector privado genera riqueza y trabajo? Si fuera así, lo lógico sería escuchar nuestras sugerencias y, mientras las implementa, poner de su parte para recortar sus costos, cerrar lo que le genera pérdidas, vender lo que no es estratégico y concentrar sus esfuerzos en lo que produce beneficios al sector productivo, que —reitero— es el mayor generador de empleo.
Por ejemplo, el Ministerio de Hacienda podría enfocarse en perseguir a los evasores y el comercio ilícito, que es competencia desleal y hacen mucho daño al país
La única salida es reducir el gasto público y aumentar los ingresos. La forma de resolver el problema de los ingresos no es con más impuestos.
Costa Rica debe retomar el crecimiento del producto interno bruto (PIB) a tasas superiores a las que nos prestan el dinero (hemos presentado propuestas) y seguir promoviendo la inversión extranjera, como es el exitoso modelo de zonas francas.
Paralelamente debe buscar nuevas fuentes de ingreso. Nuestro hermoso país se llama Costa Rica y una de las razones es su riqueza en recursos naturales como el oro. ¿Por qué no aprovecharlo responsablemente de la mano con el ambiente?
Como bien dice el presidente, Carlos Alvarado, es hora de unirnos para sacar este país adelante. Si aprovechamos el potencial que tenemos como ciudadanos, y el gobierno nos da las facilidades para innovar y crecer, tendremos un sector privado fortalecido, brindando oportunidades de trabajo hasta para quienes deban salir de las instituciones públicas debido a la urgente reestructuración del Estado.
El autor es presidente de la Cámara de Comercio de Costa Rica.