El homeschooling, o educación en casa, ha sido en Estados Unidos instrumento para la destrucción del sentido cívico. Como era de preverse poco faltaba para que hiciera su aparición en Costa Rica la idea de educar a los niños y a las niñas en familia, y presentarla como trasformadora y con múltiples beneficios; no obstante, la experiencia internacional brinda razones para sostener su inconveniencia.
Los proyectos sobre educación en el hogar (n.° 22396) y de objeción y libertad de conciencia (n.° 22186) —este último en el artículo 8 señala que los padres podrán educar a los hijos de acuerdo con sus conciencias, sin que terceros puedan interferir, incluido el Estado— son el primer paso hacia la destrucción del sentido cívico, base de la democracia.
Estados Unidos ha visto un gran incremento del homeschooling y, al mismo tiempo, de la influencia de teorías de conspiración y una disminución en la creencia en la importancia de la democracia. Cabe preguntarse si las dos últimas serían consecuencia de lo primero.
La educación en casa atenta contra la Convención sobre los Derechos del Niño, la cual señala que todo menor de edad tiene derecho —independiente del de los padres para controlar su crianza— a una educación adecuada para desarrollar su potencial humano.
La educación no solo abarca el potencial, es fundamental también para la ética civil, para que las personas vivan pacíficamente y colaboren en la construcción de una sociedad democrática, con solidaridad y compasión. Por tanto, la calidad de la educación es fundamental en términos de profundidad y amplitud.
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A la necesidad de instruir a los niños y a las niñas en la participación en la vida democrática se suma la habilidad de resolver conflictos pacíficamente, intercambiar opiniones con otras personas, no discriminar ni excluir a otros debido a raza, religión, discapacidad e intereses, y debatir sobre cualquier diferencia con respeto. ¿Aprenderían las normas de la vida cívica mediante el homeschooling?
Vistas las debilidades de la educación en casa y que ambos proyectos de ley violan los artículos 77, 78 y 79 de nuestra carta magna, debe prevalecer el principio de «interés superior del menor», es decir, prevalece el derecho fundamental de proteger a las niñas y a los niños de todos aquellos abusos que quieran cometer quienes ostenten la tutoría.
La escuela es la institución que la sociedad utiliza desde hace milenios como espacio donde la niñez encontrará maestros calificados y recibirá una formación en la vida democrática junto con otros escolares visto como iguales, en una institución dedicada principalmente a su bienestar.
Los autores son bioeticistas.