Foro: ‘Homo tecnologicus’

El término ‘Homo sapiens’ parece poco apropiado para describir a un ser con poca sabiduría, pero con la inteligencia suficiente para producir tecnología y con ella modificar y dominar el planeta.

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Casi nada me interrumpe cuando estoy frente al computador escribiendo un trabajo científico. Por lo general, soy refractario a los gritos, al teléfono, la televisión, la cortadora de césped y otros distractores. Además, si alguien me habla, contesto con monosílabos que asemejan a cero y a uno, como la interfaz de un computador. Me convierto en homo tecnologicus.

Hace un tiempo, procuraba detallar los resultados de una investigación que había emprendido mucho esfuerzo, mientras mi nieta, de apenas cinco años, jugaba con su prima en el corredor de mi casa, bajo la supervisión de una muchacha a quien no conocía. Los gritos y el corretear de las niñas me daban igual y, como mencioné, el ruido y la algarabía me eran casi imperceptibles. Sin embargo, de un momento a otro, la muchacha empezó a aplaudir junto con las niñas al ritmo de una canción que me tomó desprevenido y se convirtió en un formidable distractor del que no pude escapar y cuyo estribillo era más o menos así: “Dicen que hace miles de años hubo un pez, / que en renacuajo se volvió después. / Le crecieron cuatro patas, / inició su caminata, / se hizo mono y por último hombre fue. / No vienes del mono, / Darwin es un forajido, / su eslabón sigue perdido, / y su teoría es un cuento chino más”.

Sorprendido, me levanté como lanzado como un resorte y, sin más preámbulo, interrumpí ese “juego”, el cual a criterio de la joven no era más que un retozo inocente, pero para mis oídos era blasfemia pura, en particular, las últimas tres estrofas.

Estructura lineal. La concepción popular de que la evolución humana es un proceso lineal en el cual existen eslabones perdidos como transición entre los monos y los humanos, es incorrecta. Aunque a veces se atribuye a Darwin, en realidad la idea proviene de un magisterio cristiano de la Edad Media que se llamó la gran cadena del ser. Corresponde a una estructura jerárquica de todos los entes, cuya cadena inicia con Dios y desciende hacia los ángeles, los demonios, los astros, los reyes, los príncipes, los nobles, los plebeyos, los animales y las plantas. Es decir, perfila al proceso evolutivo como si fuera un fenómeno gradual con diferentes eslabones y formas intermedias perfectamente concatenadas.

Más tarde, la idea de la evolución lineal fue acuñada por varios pensadores, como Charles Lyell (1797-1875), Thomas Huxley (1825- 1895) y, en particular, por el naturalista alemán Ernst Haeckel (1834-1919), quien popularizó el concepto de que los humanos “vienen del mono”, en su libro de Historia natural de la creación de 1868. Haeckel, sin moverse de su asiento, estableció la “línea” de la evolución gradual de los humanos desde un mono hasta un hombre, pasando por doce especies diferentes, con un contenido racista espeluznante.

Monos. Sin embargo, la realidad concreta es que los humanos no venimos del mono, sino que somos monos, tal y como lo precisó el etólogo británico Desmond Morris en su libro El mono desnudo, de 1967. Es decir, somos primates de la familia de los homínidos que incluye a los orangutanes, los gorilas, los chimpancés y los bonobos.

La evolución orgánica, incluyendo a la estirpe humana, antes de ser lineal se parece más a un arbusto, en el cual cada ramita representa la dispersión de diferentes tipos de protohumanos y humanos tales como los australopitecinos, los neandertales, los denisovanos, los floresienses, los luzonenses y muchos otros más.

En la actualidad, el linaje humano está constituido por cerca de treinta especies diferentes, todas ellas extintas, menos la que el taxónomo sueco Carlos Linneo cándidamente bautizó como Homo sapiens (humano sabio), en 1758.

Desde la perspectiva natural, este nombre parece poco apropiado para describir a un ser con poca sabiduría, pero con la inteligencia suficiente para producir tecnología y con ella modificar y dominar el planeta e introducirlo a una nueva época llamada el Antropoceno: un ciclo geológico en el que el destino del planeta y de una enorme diversidad de seres vivos, incluyendo a las personas, está bajo el yugo y la voluntad del homo tecnologicus, la nueva especie de transhumano viva… hasta el momento.

edgardo.moreno.robles@una.cr

El autor es académico.