Foro: Frente al escándalo de la UPAD, recobrar la confianza

La grandeza de nuestro país siempre nos ha permitido hacer una pausa en los grandes momentos de crisis.

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Vivimos momentos de gran turbulencia nacional y reina la desconfianza generalizada no solo entre nosotros, sino, y más grave aún, de los ciudadanos hacia la clase política.

El país sufre gran fragilidad política, pero, también, una gran fragilidad económica y social como pocas veces en nuestra historia reciente.

Lo anterior, tiene nerviosos, ansiosos y desesperanzados a amplios sectores de la población, en especial a quienes experimentan grandes necesidades en estos tiempos.

Las acusaciones contra el gobierno por la creación de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD) son sumamente graves y, por lo tanto, es indispensable establecer los culpables y sentar las responsabilidades.

Sin perjuicio de que la Asamblea Legislativa siga asumiendo su tarea de investigar y encontrar los responsables, urge que los diputados sigamos trabajando para restablecer la tranquilidad y la confianza del pueblo costarricense; entorno indispensable para reactivar la economía y crear las oportunidades que a gritos piden los costarricenses.

Investigación. De tal manera que, al asumir resueltamente nuestra tarea y al aprobar como lo hicimos, de forma unánime, la integración de una comisión legislativa para investigar lo relativo a la UPAD y con la intervención del Ministerio Público, la Defensoría de los Habitantes, el Colegio de Abogados y Abogadas e, incluso, la prensa nacional, tenemos la garantía de que no habrá impunidad por los hechos denunciados.

La grandeza de nuestro país siempre nos ha permitido hacer una pausa en los grandes momentos de crisis para que, con la cabeza fría, recuperemos la confianza en las horas de gran desconfianza y lleguemos a acuerdos en momentos de más desacuerdo.

Mantuvimos la gran reforma social de los años cuarenta, a pesar de las irreconciliables rivalidades existentes entre las partes en contienda durante la guerra del 48. Abolimos el ejército cuando casi todos los países, traumatizados por los horrores de la Segunda Guerra Mundial, se estaban armando hasta los dientes.

Es a esa memoria histórica de grandeza a la que invito a recurrir, una vez más, a diputados, actores políticos, generadores de opinión y ciudadanos en general para recobrar la armonía entre nosotros y la confianza ciudadana, que, como sabemos, son necesarias para enfrentar los serios problemas que atravesamos como nación.

El autor es diputado.