Foro: Estamos contagiados hasta no demostrar lo contrario

El uso de la mascarilla no debe ser una opción, sino una obligación, impuesta por el mismo gobierno.

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La covid-19, un reto sanitario, sociopolítico y económico sin precedentes, sumió a las potencias y a los países en vías de desarrollo en el caos.

Las medidas tomadas en Costa Rica han surtido efecto, pero, debido a los cambios en las directrices para favorecer la normalización de la vida social y económica, el impacto ha disminuido.

Las medidas se irrespetan en sitios públicos y privados, dando como resultado el alarmante aumento de casos en los últimos 12 días.

Se suma también la presión empresarial para evitar la prolongación de las restricciones, lo cual causa ansiedad y desesperanza en la población. Esto, a la vez, genera rebeldía. Retomar fuertes medidas restrictivas si el contagio repunta, será imposible.

Deben utilizarse todas las acciones preventivas y de contención. Una de ellas es el uso de las mascarillas.

Al inicio de la pandemia, se vaciló sobre su eficacia, pero hoy existe suficiente evidencia científica y clínica sobre el beneficio de usarla de forma obligatoria.

Todos somos portadores de la covid-19 hasta no demostrar lo contrario. Por eso, debemos usar barreras para prevenir contagiar a otros y para no diseminarla.

Este es un virus altamente contagioso, transmitido por secreciones buconasales y superficies contaminadas, cuya propagación se mantiene durante 14 días, y la gran mayoría de los infectados son asintomáticos o tienen cuadros leves.

Éxito rotundo. Si se logra que nadie expulse secreciones contaminadas, acabaría la pandemia. Las mascarillas bien usadas y obligatoriamente nos harían alcanzar la meta de 0 contagios.

Una bufanda retiene el 49 % de las secreciones que la persona lanza al exterior; un pañuelo, un 50 %; y la mascarilla puede filtrar hasta el 100 % (equipo para personal médico).

Las de tela (industrias nacionales) hechas con polipropileno retienen las secreciones en aproximadamente un 85 %.

También hay evidencia estadística de que si todos las usamos el riesgo de transmisión baja a un 1,5 %; el riesgo de contagiar a otro, a un 1 % y, con el tiempo, el virus desaparecería.

En el país, el uso de mascarillas solo fue recomendado, no como algo obligatorio, lo que más bien crea confusión.

Hacerla obligatoria no sustituye ninguna de las otras medidas; es complementaria. Con el avance de la pandemia, las organizaciones internacionales sanitarias cambiaron su posición, como la Organización Mundial de la Salud, en su manifiesto del 6 de junio del 2020, titulado “Recomendaciones sobre el uso de mascarillas en el contexto de la COVID 19”.

El 21 de mayo, España emitió la orden de usarlas en forma obligatoria en sitios públicos, tanto al aire libre como cerrados, como acción para iniciar el desconfinamiento y la reactivación económica.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos recomendaron el 26 de mayo “usar cubiertas de tela para la cara en entornos públicos, donde sea difícil mantener otras medidas de distanciamiento social, como en tiendas de comestibles, farmacias y estaciones de servicio”.

Los médicos líderes en la lucha contra la pandemia en países exitosos en contenerla, como el Dr. George Gao, de China, aconsejan ponérselas como una de las medidas fundamentales.

También la Unión Europea, el 8 de abril, indicó que una mascarilla que cubra las vías respiratorias limita la propagación de las infecciones causadas por el SARS-CoV-2 porque reduce la cantidad de partículas que se expulsan al ambiente. También sugirió la utilización en sitios públicos abiertos y más aún en los encerrados.

La Academia Nacional de las Ciencias costarricense pidió el 14 de abril al Ministerio de Salud poner en marcha el uso generalizado de mascarillas industriales o artesanales en lugares públicos abiertos y cerrados; igual posición sostienen la Unión Médica Nacional y gran cantidad de médicos de diferentes especialidades.

Protección mutua. Quienes trabajan en bancos, centros de salud públicos y privados, comercios, hoteles, clubes, instituciones del Estado, almacenes, etc., deben usar la mascarilla todo el tiempo, y el usuario o cliente, también. Lo mismo en el transporte público.

Estoy seguro de que las empresas, comercios y empleados serían los más interesados en llevarlas puestas porque cuanta mejor contención y disminución de contagiados, más se avanzará en la apertura económica y laboral, en beneficio de todos.

La preservación de la vida es primero, pero no puede despreciarse el impacto económico y social que estamos sufriendo en Costa Rica.

Por ello, al usar mascarillas obligatoriamente protegemos también la salud mental y social del costarricense.

Haciéndolas parte de nuestro atuendo nos protegemos entre nosotros: yo a mi prójimo y él a mí.

Al utilizar todas las herramientas a disposición de prevención, diagnóstico y tratamiento de la covid-19 se cumplirá nuestro ineludible compromiso ético: hacer lo mejor y correcto.

adresca@ice.co.cr

El autor es médico, especialista en medicina interna.