Foro: ¿Es posible trascender 'el pecado original’?

La contratación de deuda pública en colones daría al país la posibilidad de reducir el crecimiento de los pasivos en moneda extranjera y disminuir la exposición a la variación cambiaria del portafolio de los compromisos adquiridos.

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No voy a ahondar en la necesidad de hacer la emisión internacional de títulos según lo planteado en el expediente 21201, presentado por el Ejecutivo, pues existen razones para justificarlo, sino pensar alegremente en la estrategia de la gestión de la deuda pública a mediano y largo plazo.

El artículo 2 del proyecto de ley autoriza hasta $6.000 millones para colocar en bonos en el mercado Europeo o su equivalente en cualquier otra moneda durante el siguiente sexenio después de aprobada la ley.

Podríamos colocar, si las condiciones de financiamiento son favorables, algún tramo de las emisiones en monedas fuertes, como euros, francos suizos, yenes y yuanes, o bien, ¿por qué no?, en nuestra propia moneda.

El economista Ricardo Hausmann, profesor de la Universidad de Harvard, fue uno de los primeros en acuñar el término "el pecado original” como las dificultades que enfrentan algunas economías por obtener financiamiento en el extranjero en su propia moneda.

Antes de la colocación de la primera emisión de deuda externa ligada a la Emisión de Títulos Valores en el Mercado Internacional, aprobada el 23 de agosto del 2012, debe tomarse en cuenta que, a diciembre del 2011, el saldo de la deuda pública (incluida deuda interna y externa) fue de $12.489 millones, de los cuales el 70,4 % estaba denominada en colones, 28,4 % en dólares y el remanente en otras monedas. En diciembre del 2018, después de desbalances fiscales crecientes, el saldo llegó a $30.462 millones, la proporción de la cartera en colones disminuyó al 58,6 % y la de dólares se incrementó al 40,8 %, lo cual, evidentemente, deteriora el perfil de la deuda producto de la mayor exposición al riesgo asociado a la moneda del portafolio.

Es decir, además de incurrir en “el pecado original”, dado que solo hemos colocado en moneda extranjera en los mercados internacionales, encontramos la fórmula para financiarnos en el mercado local mediante las emisiones de deuda pública en dólares, doblemente “pecadores”.

Qué hacer. Muchas economías cuentan con grado de inversión otorgado por las calificadoras de riesgo, como México, Colombia, Chile y Uruguay, y han emitido deuda externa en moneda local. Sin embargo, en el primer bimestre del 2018, República Dominicana sorprendió al medio financiero internacional al realizar su primera colocación externa en moneda nacional y la primera de un país sin ostentar grado de inversión.

El proceso de esa exitosa colocación, que le valió el premio Emisor Soberano del 2018, otorgado por LatinFinance, realmente se inició en el 2014, en reuniones presenciales y virtuales con potenciales inversionistas internacionales, bancos y calificadores de riesgo (conocido en inglés como Non Deal Roadshow), lo cual facultó a las autoridades dominicanas, sin que mediara una emisión internacional, a compartir con los potenciales inversores los principales resultados macroeconómicos y permitirles darles seguimiento, construir una mejor relación con los tenedores de bonos y los analistas del país de las calificadoras de riesgo, conocer en tiempo real las impresiones sobre el actuar del país y la evolución del “apetito” por riesgo de República Dominicana.

La Ley del Mercado de Deuda Pública le permite al Gobierno de la República Dominicana endeudamiento para financiar el presupuesto en cualquier de los dos mercados, interno y externo, según lo permitan las condiciones de los mercados locales e internacionales.

En su oportunidad, la Dirección de Crédito Público había planteado la modificación del artículo 88 de la Ley de Administración Financiera de la República y Presupuesto Público para que se le permitiera al Ministerio de Hacienda la autorización de financiamiento otorgada en el presupuesto nacional por el Congreso para financiar hasta un 20 % en el mercado internacional como deuda externa (aproximadamente $1.000 millones anuales), sin dejar de lado los controles de los órganos correspondientes y el escrutinio nacional.

Aunque sigue siendo un límite, les permitiría a los gestores de la deuda tener mayores grados de libertad para aprovechar las condiciones cambiantes de los mercados financieros.

Costa Rica puede. Pensar que Costa Rica efectúe al menos una parte de la emisión internacional propuesta por el Ejecutivo, no es una utopía si miramos de cerca el caso dominicano, pero implica tiempo de los especialistas del Ministerio de Hacienda, tiempo que está siendo utilizado para convencer a escépticos nacionales de los beneficios del proyecto, el cual, no solo tendría ganancias, como reducir eventuales presiones en las tasas de interés locales, sino la posibilidad de colocar internacionalmente en moneda nacional con la consecuente reducción en el crecimiento de los pasivos en moneda extranjera y la disminución de la exposición a la variación cambiaria del portafolio de la deuda pública que nos ha dejado el “pecado original”.

Por lo tanto, debemos ser conscientes de que un proceso eficiente de colocación de emisiones internacionales lleva tiempo, y aunque el Ministerio de Hacienda hace un esfuerzo en convencer al Congreso y la sociedad en general sobre la conveniencia de la aprobación de los eurobonos, le resta energía y recursos que deberían estar siendo invertidos por los gestores de la deuda pública para tocar base con los bancos de inversión, analistas de riesgo de las calificadoras y los potenciales inversionistas internacionales, con el fin de validar el apetito para eventuales emisiones externas en colones, discutir los avances en materia macroeconómica y las futuras líneas de acción del país.

quirossj@gmail.com

El autor es economista, exdirector de crédito público.