Foro: Costa Rica frente al ‘brexit’

Los cambios después de la salida del Reino Unido de la Unión Europea demandan nombrar un representante en Londres para coordinar la ejecución del convenio con los británicos.

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A escasos días de la fecha señalada por el primer ministro británico, Boris Johnson, para una salida dura o negociada de la Unión Europea (UE), la incertidumbre política, económica y social impera en el Reino Unido (RU).

Al no conocerse todavía los términos de la separación, políticos, empresarios y miembros de la sociedad están al borde del caos, puesto que lo único certero hasta ahora es que el divorcio se hará efectivo el 31 de octubre. A consecuencia de esta tensión, el gobierno de su majestad se ha visto obligado a hacer público su plan de contingencia para el brexit, el llamado Operation Yellowhammer.

El reporte Yellowhammer comienza por recordar que a finales de octubre “todo derecho y arreglo recíproco con la Unión Europea cesará”, es decir, todo movimiento bilateral de personas, bienes y servicios estará sujeto a nuevas reglas.

Lo anterior, dice el reporte, es probable que cause interrupciones en aduanas, puertos y aeropuertos con esperas de entre un día y medio y dos días y medio a la semana. Por consiguiente, se prevén filas enormes y congestionamiento masivo del tránsito. Al alterarse el flujo acostumbrado de bienes, se habla de una carencia de suministros vitales como medicinas y productos perecederos, y un consecuente aumento de los precios.

El reporte también menciona la discontinuidad de servicios financieros, pues todavía no se habrá tomado una decisión sobre la transferencia de datos.

¿La Cancillería, el Comex, Procomer y los exportadores? Bien, gracias. A pesar de tener acuerdos de cooperación, diálogo político y alianzas comerciales con la UE, se presume que, al haber firmado un acuerdo con el RU para extender los términos del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, todo seguirá igual. Me temo que estamos muy equivocados.

Acuerdos de cooperación y diálogo político. Una cosa es tener un acuerdo con la UE y otra con los británicos. Los intereses de uno y otro son distintos, y también las capacidades: los fondos de cooperación de la Unión Europea son mucho mayores que los del Reino Unido.

También, es previsible que los británicos den prioridad a la relación con sus excolonias y miembros del Commonwealth. De nuestra Cancillería no ha salido una sola palabra sobre las expectativas con respecto a un RU fuera de la Unión.

El RU es uno de los más grandes compradores de productos costarricenses ($326 millones), particularmente, de perecederos, como el banano.

Estamos cometiendo el error de presuponer que todo seguirá igual cuando, por experiencia propia, se sabe que eso no sucederá. El acuerdo nuevo con el RU puede que sea idéntico al establecido con la Unión, pero la gran diferencia será la ejecución.

El brexit generará cambios en la logística de nuestras exportaciones hacia el RU. El grueso de nuestras ventas al exterior entran a Europa por Róterdam y Amberes, y son reenviadas a las islas británicas. Si continuamos exportando por esa ruta, tendremos que pasar por un proceso nuevo, dado que esos puertos ya no serán destino final. La otra opción será abrir rutas directas hacia el RU, inexistentes en este momento.

Cualquiera de las dos alternativas será posiblemente más cara que hoy. También es de prever que los inspectores aduanales británicos tengan ideas y criterios distintos a los de la UE y, consecuencia de ello, sería la demora en los desalmacenajes, normas más estrictas en asuntos fitosanitarios o, simplemente, lidiar con una abrumadora cantidad de importaciones de otros países.

Nombrar un representante. De acuerdo con mi experiencia en Bruselas, no hubo un día en que no se haya producido una sorpresa, un cambio de reglamento o de interpretación en el flujo comercial. Solo alguien conocedor de la reglamentación y con capacidad para defender los intereses comerciales del país hará frente al cambio.

Es preciso un representante comercial del Comex, como lo tenemos en Washington y Bruselas. Sin ello, nuestro comercio se complicará y luego es posible un debilitamiento, pues son bien conocidas las limitaciones con las cuales operan la embajadas de Costa Rica, y Londres no es la excepción.

La complejidad de los asuntos técnicos relacionados con la ejecución de un acuerdo comercial no deben tomarse a la ligera. El brexit exige tener presencia especializada técnica y política en nuestra embajada en Londres. No es una tarea manejable, adecuadamente, desde San José. El Comex, de la mano de la Cancillería y de los exportadores, debe estar presente en el Reino Unido.

tduenas@pghlimited.com

El autor fue ministro de Comercio Exterior y embajador ante la Unión Europea.