Uno escritor; el otro, músico y compositor. Y ambos románticos. Vidas grises, pero fecundas como creadores originales y siempre vivos. Imposible ignorarlos, menos en los tiempos que corren: ¿Para qué el arte si no para hacernos olvidar la pandemia?
Ocurrió que en 1970 se cumplieron 100 años del fallecimiento del primero en Sevilla (22/12) y 200 del nacimiento en Bonn, Alemania, del segundo (16/12). La ocasión era propicia para toda una celebración en el universal mundo de la cultura. Como, en efecto, ocurrió, pues en nuestro país estos dos aniversarios no pasaron inadvertidos.
Fue así cómo, con el estímulo del director del Colegio Superior de Señoritas, José Miguel Villalobos, y por iniciativa y, luego, guía, de la profesora de Música Lucía Fernández Ferraz se organizó en esa institución el Festival Beethoven: 27, 28, 29 y 30 de julio.
Desde comienzos del año, ella contó con la colaboración de alumnas de los quintos años para preparar el programa, así como para la divulgación en los periódicos junto con un grupo de estudiantes de ese grado, y con la colaboración de quien firma este artículo, por entonces profesor de Química.
El festival contó también con la participación de docentes y estudiantes del Conservatorio Nacional. La embajada alemana y el coro del Colegio Humboldt, por su parte, brindaron su patrocinio. Finalmente, el domingo 8 de noviembre, como culminación, la Banda de San José, bajo la dirección del maestro Néstor Cubero, dio un concierto en el parque central con obras del compositor alemán.
La estudiante Jeannette Castillo M., de quinto año, fue invitada para presentar el programa de ese día. Anteriormente, Guido Sáenz había escrito en La Nación (30/8/70) un artículo en el que calificó de «insólito» que un festival así ocurriera en el país y se mostró muy emocionado: «Afanosamente (las jóvenes) han buscado a Beethoven y Beethoven, condescendiente y conmovido, se les ha acercado».
Para culminar el año, entre el 12 y el 17 de octubre, se celebró en el colegio, siempre a cargo de las alumnas de los quintos años, la Semana Becqueriana.
¿Qué adolescente no ha vibrado al leer las exquisitas Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer? ¿O cuál no se ha embelesado con el misterio sutil y enervante de sus Leyendas? En fin: «Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar…».
La actividad contó con un concurso literario interno, la audición de cintas magnetofónicas sobre la vida y obra del vate, afiches en las paredes del colegio y, como remate, un acto público con conferencias alusivas y la puesta en escena de la obra Becqueriana, de los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.
Las profesoras Georgina Ibarra y Miriam Hoffmann fueron las entusiastas organizadoras, apoyadas por el director del colegio y por quien escribe, quien también actuó como maestro de ceremonias en ambas actividades culturales. A estas muchachas de 1970, siempre jóvenes, quienes este año están celebrando el feliz cincuentenario de su graduación: ¡Enhorabuena y viva la vida!
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El autor es exprofesor del Colegio Superior de Señoritas.