Foro: Adaptar el país a las nuevas formas de trabajo

Falta equilibrio entre los servicios ofrecidos mediante ‘apps’ y de manera tradicional

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La tasa de desempleo en el último trimestre móvil del 2020 alcanzó el 20 %, porcentaje que representa cientos de miles de costarricenses que, en plena pandemia, crisis económica e índice de pobreza preocupante, luchan diariamente por llevar el sustento a sus hogares.

Las tecnologías de información y comunicación resultaron fortalecidas como herramientas esperanzadoras para generar ingresos. El teletrabajo, el emprendimiento digital y la creatividad ayudaron a un grupo de personas a mejorar sus condiciones de vida.

Las múltiples plataformas y la innovación crearon oportunidades productivas a través de la economía colaborativa, en la cual cada quien aporta activos para prestar servicios a otras disponiendo de su tiempo acorde con las posibilidades particulares.

La gig economy, compleja de traducir literalmente, consiste en un modelo de trabajo sustentado en la exponencial masificación de las tecnologías de información y comunicación, cuyo resultado es la facilidad para que las personas mejoren sus ingresos con flexibilidad de horarios y sin exclusividad laboral.

Es una opción para la gente, pero también coloca al gobierno ante el reto de analizar el marco regulatorio, su alcance en una economía cada día más digitalizada y de profundas transformaciones en el intercambio de bienes y servicios.

Base científica. Es preciso efectuar un estudio moderado a fin de habilitar un modelo equitativo, justo y solidario que equilibre el mercado entre los servicios ofrecidos mediante plataformas y de manera tradicional, sin abandonar las condiciones de trabajo dignas y aportes objetivos a la solidaridad social y a la Hacienda pública.

La solución no es el bloqueo de aplicaciones o la imposición de barreras de entrada a negocios propios de la cuarta revolución industrial. Por el contrario, lo ideal es establecer un marco idóneo para la coexistencia de modelos de negocios con reglas adecuadas en un momento de transición y disrupción tecnológico.

La economía digital obliga a tomar acciones rápidas y eficientes. Es necesario llevar a cabo un estudio con bases científicas y estadísticas que cuantifiquen el impacto de los negocios emergentes en la sociedad.

Así, se tomarán decisiones técnicamente fundamentadas, que anticipen afectaciones para la generación de empleo. La tecnología no tiene marcha atrás y Costa Rica debe incorporarla a la producción, teniendo como norte el principio de equidad.

lass75@gmail.com

El autor es exministro de Ciencia y Tecnología.