Figueres y las ‘encuesticas’

Los datos de las encuestas no son necesariamente una predicción

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Hace algunos meses, ante la divulgación de varios estudios de opinión con resultados muy negativos para sus aspiraciones, el expresidente José María Figueres, precandidato presidencial del Partido Liberación Nacional (PLN), descalificó de manera terminante este instrumento de investigación sobre las preferencias del electorado.

Su desconfianza y desacuerdo con los datos de esas encuestas los apoyó con algunos ejemplo de casos nacionales y de otros países, en los que los resultados de estas fueron diferentes a los de las urnas y, en clara alusión a la exhortación que le formulara Óscar Arias para que desistiera de sus aspiraciones, afirmó que a él no lo van van a detener “con encuesticas”, demostrando así su escepticismo y menosprecio hacia los estudios de opinión pública en los que el expresidente Arias basaba su preocupación de que la candidatura de Figueres podría causarle otra catastrófica derrota al PLN.

Pero, de un momento a otro, con perplejidad, hemos visto cómo ese categórico rechazo a las encuestas desapareció y, ante el primer dato parcial favorable de una de ellas, Figueres se apresuró a publicitarlo con gran alharaca, omitiendo el resto de la información que le era negativa, a tal punto que la empresa encuestadora CID-Gallup, por celo profesional, hizo público la totalidad de los resultados.

Además, llama la atención que dicha encuesta fue contratada por el propio Figueres, lo que es inaudito por su manifiesta incredulidad anterior sobre estos sondeos.

Fotografía. Pareciera que él y sus asesores ahora sí han entendido, como lo han explicado hasta la saciedad los expertos, que las encuestas que miden las preferencias electorales son como una “fotografía” de un determinado momento y que por lo tanto sus datos no son necesariamente una predicción; que la información de una encuesta no debe tomarse como un pronóstico definitivo, pues existen fenómenos o circunstancias que pueden variar sustantivamente la conducta de los electores y producir resultados diferentes.

Tan es así, que la información que esos estudios de opinión revelan es utilizada por los partidos políticos para definir estrategias y tácticas con la intención de afirmar o modificar las percepciones y criterios de los electores y con el deliberado propósito, según sea el caso, de apuntalar o variar los resultados.

De hecho, el propio Figueres y su equipo están haciendo esfuerzos –con una fuerte campaña mediática y su actividad estrella del “contestatón”– para modificar las opiniones altamente negativas que los costarricenses expresan sobre su persona en las redes sociales, repulsa que ha sido registrada fiel y sostenidamente por las encuestas.

Ambivalencia. Esta actitud contradictoria y ambivalente es similar a la que otros políticos asumen frente a los fallos de la Sala Constitucional, que cuando concuerdan con sus propios criterios los aplauden y entonces los magistrados son sabios e íntegros, pero cuando sus sentencias son contrarias a sus intereses, las critican e insinúan torcidas intenciones de los jueces.

Hace algunos años comenté, precisamente, que las reacciones sobre los resultados de las encuestas son muy similares a las que suscitan los fallos de la Sala IV (vea http://www.nacion.com/opinion/foros/Sala-IV-encuestas_0_1002899847.html ), ya que cuando son coincidentes con nuestras preferencias políticas, con nuestra propia opinión, con nuestros propios intereses, estos son encomiados y exaltados, pero en caso contrario, son denigrados y vilipendiados.

Y es que en su análisis, interpretación y evaluación, nos dejamos llevar por el sectarismo, la subjetividad y la parcialidad, lo que hace que los cuestionamientos y el rechazo no se limiten a la esencia de los resultados o de las sentencias, sino que devienen en descalificaciones, ataques e insultos contra las empresas encuestadoras o contra los jueces constitucionales, actitud que casi siempre resulta contradictoria, pues quienes un día critican, desacreditan e injurian, son los mismos que en otro momento aplauden y alaban, como hemos visto en el caso de Figueres y las encuestas.

Derrota. Esta reacción del expresidente Figueres solo es comprensible por la turbación, la angustia y la frustración que debe sentir al comprobar que encuesta tras encuesta –sea de la CIEP-UCR, CID-Gallup, Borge y Asociados, Círculos de Estudios de Opinión Ciudadana, OPOL Consultores, Demoscopía, etc.– lo ubican como el político con mayores opiniones desfavorables y señalan que una candidatura suya por el PLN podría ser derrotada prácticamente por cualquier otra opción, pese a los esfuerzos que realiza.

Además, su desasosiego y turbación debe ser grande después de conocer los resultados de las últimas encuestas publicadas, como la de Demoscopía, que revela que Antonio Álvarez Desanti podría vencerlo en una convención abierta como la que realiza ese partido y que, en tal caso, el PLN tendría mejores opciones de ganar las elecciones del 2018.

El autor es exembajador ante el Vaticano.