Fallo espurio y bastardo

El fallo de la CCJ busca hacer caer en el error a los gobernantes de Costa Rica

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La Corte Centroamérica de Justicia (CCJ) con sede en Managua Nicaragua ha dictado un fallo que le impone medidas cautelares a Costa Rica por la construcción de la carretera fronteriza que se construye en suelo costarricense y de la cual diferentes sectores nicaraguenses han impugnado la decisión de Costa Rica de continuar con la construcción.

Tal y como bien lo ha indicado el canciller Enrique Castillo, Costa Rica no está obligada a acatar en ninguna medida cualquier fallo o sugerencia que provenga de la CCJ, ya que el congreso de la nación no ha ratificado el tratado que creó la CCJ.

Evidentemente, el fallo de la CCJ, en el cual se dictan las medidas cautelares que ordenan la suspensión de la construcción de la carretera son espurias, es decir, bastardas. Un dato sumamente curioso es que el mismo organismo, también llamado Corte de Managua o Corte Centroamericana, expone en su propio sitio web que el protocolo de Tegucigalpa (el cual crea la CCJ), ha sido ratificada solamente por Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua; quedando excluida Costa Rica.

El rey mosquito y la costa caribeña. Lo más recomendable es ignorar completamente todo lo que provenga de dicho organismo, para no cometer el error de legitimar lo absurdo; cosa que ya nos había pasado en el año de 1839 con las atrevidas pretensiones del falso rey mosquito, patrocinado por la corona inglesa, quien afirmaba que toda la costa caribeña de Centroamérica incluida Costa Rica, le pertenecían.

Para aquella ocasión, la torpeza del gobierno del presidente Braulio Carrillo de entablar una conversación directa con dicho personaje fue una forma de legitimación de éste, ya que suponía su existencia como monarca en la costa caribeña.

Es así como tras las pretensiones del rey mosquito sobre el comercio de Moín y sobre toda la costa de nuestro país, el secretario general de Costa Rica, Modesto Guevara, le envía una nota fechada el 29 de septiembre de 1840 al secretario de Gobierno de la nación mosquita (llamada un siglo después la Mosquitia), para indicarle que Costa Rica deseaba mantener relaciones de amistad con los moscos, pero que no podía hacerlo mientras estos siguieran incomodando a los comerciantes establecidos en Moín.

Este hecho histórico es narrado magistralmente por Ricardo Fernández Guardia:

"No es difícil suponer la satisfacción con que el vicecónsul de Inglaterra en Blufields leería la nota de Guevara, que después sirvió, naturalmente, para alegar que Costa Rica había reconocido al de mosquitos. Como era fácil preverlo, el rey mosco contestó el 14 de enero de 1841 manteniendo sus pretensiones. Entretanto, Carrillo se había dado cuenta de la pifia cometida y su réplica fue muy enérgica. Con fecha 23 de febrero contestó don Modesto Guevara que Costa Rica había sido, era y seguiría siendo dueña natural y legítima de las costas del Atlántico desde la desembocadura del río San Juan hasta Bocas del Toro; que nunca había reconocido derecho alguno de los moscos ni de ningún otro país sobre ese territorio; que el Gobierno de Mosquitia tendría que respetar la propiedad y los derechos de Costa Rica y abstenerse en lo sucesivo de establecer y reclamar impuestos de cualquier clase que fuesen en dichas costas; que los actos de esa naturaleza serían considerados y repelidos por Costa Rica como agresivos y hostiles y daría lugar a represalias y a la exigencia de las satisfacciones en indemnizaciones del caso".

Un ardid. Ante la luz del ejemplo citado, el fallo de la CCJ no es más que un ardid, que busca hacer caer en el error a los gobernantes de Costa Rica para que reconozcan ilícitamente a dicho organismo.

Siguen creyendo en Managua que la historia no cuenta, e invisibilizando completamente los intentos fallidos provenientes de suelo nicaraguense por irrumpir en la paz de los costarricenses por medio de estratagemas y escaramuzas armadas, que sólo les han deparado derrotas como las de 1856-1857 y 1953.

¿Por qué lo hacen? Evidentemente, con la construcción de la carretera, Nicaragua es la que tiene mucho más que perder pues ya no podrá beneficiarse del cobro ilegal de peaje a los costarricenses por transitar en el río San Juan, a pesar de que el tratado Cañas- Jeréz y el Laudo Cleveland lo prohíben desde 1858 y 1888.

Hay que sumar también que la existencia de la carretera que bordea el río San Juan reducirá notablemente la visita de turistas a dicho río puesto que será mucho más cómodo para un turista viajar en una carretera que hacerlo en una canoa.

Los principales beneficios de ésta carretera serán sin lugar a dudas para las poblaciones costarricenses que bordean el río San Juan pues ahora podrán comunicarse más fácilmente sin necesidad de exponer sus vidas ante las fuerzas armadas de Nicaragua, quienes cuidan celosamente su río ante la presencia de costarricenses como si éste fuese el Amazonas, el canal de Suez, el de Panamá, o quizás la ruta de la seda.