Extraño a Costa Rica

Espero que la multitud de candidatos para las elecciones municipales sea reflejo del deseo de cambiar las cosas

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Escribí sobre este tema como simple ciudadano hace dos años, y leyendo de nuevo lo escrito en aquel momento, me doy cuenta de que las cosas no han cambiado, sino empeorado.

Costa Rica se está centroamericanizando y sudamericanizando; ya no se distingue la tierra de paz y convivencia en la que crecí, donde se podía más o menos vivir en paz, cada uno en lo suyo.

El cinismo de los gobernantes y sus acólitos es descarado: todos los días nos mienten, se saltan algún procedimiento, dicen que en un año se terminará determinada obra, atacan a alguien, ejercen una inexplicable —al menos para mí— venganza personal contra medios de información y periodistas (contra Vilma Ibarra recientemente) sin decir nombres y contra funcionarios disidentes.

Todos los días se amparan en el “yo no fui”, “yo no dije nombres”, “los malos son los otros”, al estilo de los gobiernos de Nicaragua y Venezuela.

Impunidad y miedo son las palabras clave de nuestro tiempo. Los jóvenes se matan entre ellos, funcionarios de un banco hurtan el dinero de los depositantes y delincuentes roban combustible a diestra y siniestra porque hay mercado para la venta de hidrocarburos obtenidos ilegalmente.

Hay también un mercado de drogas que justifica la matanza que vemos en este momento; el consumo de estupefacientes mueve millones y, por tanto, los vendedores se mantienen en pugna.

Creo hablar por la mayoría cuando afirmo que tememos represalias por hacer o por decir. Represalias del gobierno, de las mafias, de los cobradores, de los narcos.

¿Qué nos pasó a los costarricenses? ¿Cómo llegamos a una situación social tan delicada, que ya casi tiene a todos en la frontera para migrar a otros países, como los hermanos de Centro y Suramérica? ¿Dónde quedó el brazo nervudo y pujante de nuestro labriego sencillo? ¿Dónde, nuestra dignidad y valor?

Lo más lamentable es que aún falta mucho para las próximas elecciones nacionales, y, sin embargo, un nuevo cuatrienio presidencial no nos garantiza un cambio significativo. Si por la víspera se saca el día, sospecho que el premio detrás de la función pública es tentador, suficientemente grande como para que en los próximos comicios municipales más de 40.000 candidatos aspiren a un cargo en los gobiernos locales.

Espero que tal multitud de candidatos sea reflejo del deseo del pueblo de cambiar las cosas, el tan necesario viento de cambio que sople sobre nuestros campos y ciudades, que los buenos hayan decidido entrar en la batalla para limpiar a Costa Rica, para sanear lo poco que nos queda del viejo y añorado terruño.

A las puertas de transformaciones globales y de una conflagración mundial, nuestros problemas parecen pequeñas necedades. Aun así, a pesar de las Rusias y Ucranias, de tragedias entre judíos, terroristas de Hamás y Hizbolá y entre palestinos, a pesar de las rabietas y amenazas mutuas entre Estados Unidos e Irán, hallemos la manera de salvar lo poco que nos queda.

rprotti@geotestcr.com

El autor es geólogo, consultor privado en hidrogeología y geotecnia desde hace 40 años. Ha publicado artículos en la Revista Geológica de América Central y en la del Instituto Panamericano de Geografía e Historia (IPGH).