Es tiempo de estar despiertos

La existencia humana es una odisea llena de luces y sombras, en la que afrontamos constantes desafíos

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Dante nos entrega la Divina comedia inspirado por el poeta romano Virgilio, quien lo acompaña en un viaje espiritual. Esta épica obra de la literatura es un canto a la humanidad. Un canto actual.

La existencia humana es una odisea llena de luces y sombras, en la que afrontamos constantes desafíos. El anhelo final quizás sea un regreso. ¿A la Ítaca de Odiseo? ¿Al Lacio de Eneas? ¿Al Paraíso de Dante? La literatura y la vida tienen sus réplicas.

Dante, al igual que Eneas, desciende a los rincones del inframundo griego del Hades. Al infierno en la Divina comedia. Un infierno que está dividido en nueve círculos. Llama mi atención el quinto, expresado en el “Canto séptimo”, donde se encuentran aquellos que en la tierra no abrazaron empresa alguna. El mundo no conserva su memoria.

El florentino los denomina ignavi, del latino ignavus: los ignavos, los indolentes, los perezosos. Los muertos vivientes que la justicia rechaza y desprecia. Dante los describe con dureza.

En vida no tuvieron consistencia. Nunca vivieron de verdad. Tenían la potencia de hacer algo, pero la castraron. El único deseo que tenían era el de permanecer inertes. Ellos… los sin causa. En la laguna Estigia y hundidos en el lodo, están las almas de los acidiosos.

La injusticia y la corrupción política pueden tener su origen en la pereza. Quienes no gobiernan los grandes problemas económicos y sociales que tienen frente a sus ojos son luego responsables de un patente declive social.

Antaño se decía que la pereza es una madre que tiene un hijo: el robo; y una hija: el hambre. El vicio de la pereza constituye una de las más dolorosas formas de pobreza, pues se paga muy cara.

El tiempo es breve (fugit). El tiempo avanza. La pereza lo ignora. Lo malgasta, lo desaprovecha y destruye. Fomenta la inconsistencia, pues es enemiga de la perseverancia. Es la pasión de la inacción. Del temor al esfuerzo. Crea adicción. Nunca va a menos. Siempre quiere más, pero lo quiere todo hecho.

El logro exige. Sin esfuerzo, poco se consigue. Instaurada la pereza, postrada la voluntad. Invisible y letal es la pereza mental. La crisis del pensamiento a lo largo de los siglos se ha caracterizado por el conformismo. Un no atreverse a pensar, reflexionar y buscar. Quien no profundiza suele volverse frívolo. Es víctima de su necia ignorancia. Instaurada la pereza mental, postrada la inteligencia.

Quizá la asignatura que habría que introducir en el currículo educativo debería ser la laboriosidad, el esfuerzo, la constancia y el trabajo bien hecho. Se dice que la laboriosidad es la virtud del futuro. Muchas ideas y proyectos se emprenden, pero quedan en el camino si no media este valor. Se quedan en el pasado pues nunca prosperan.

Dos personajes inspiran a Dante: Virgilio y Beatriz. Según la literatura, representan la razón y la fe. Quizá una susurra a la otra: Sapere aude! (atrévete a pensar), veridicus aude! (atrévete a ser veraz).

Dante es guiado por Virgilio, pero finalmente es seducido por Beatriz. Gran paradoja. Según la mitología, la esperanza es lo último que se pierde. La esperanza es el sueño del hombre despierto, afirmaba Aristóteles.

Es tiempo para estar despiertos. Ya decía el ensayista francés Joseph Joubert: “El genio comienza las grandes obras, pero solo el trabajo las acaba”. La verdad es el bello canto al amor.

hf@eecr.net

La autora es administradora de negocios.