¿Es el marchamo un impuesto a la riqueza?

Una visión de lo que se ha entendido como riqueza y lo que el ministro de Hacienda califica de riqueza

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El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, manifiesta que el tributo sobre la propiedad de vehículos, que se paga en el marchamo, es un impuesto sobre la riqueza. Por lo dicho, debemos entender que todo propietario de un vehículo que paga el marchamo es poseedor de riqueza.

Entendida la riqueza como el conjunto de bienes y derechos (activos) que posee una persona, familia o empresa, cabe preguntar si en Costa Rica habrá tanta riqueza, porque Costa Rica es uno de los países que más vehículos por habitante posee en Latinoamérica, solo superado por Argentina y México.

Considero que no es cierto que quien posea uno o más vehículos sea también dueño de riqueza; más bien, en muchos casos, adquirió una deuda, lo cual le generará el pago de intereses mensuales, otras cargas financieras y primas de seguros, y, con ello, la realidad es que se está empobreciendo, bien sea en el presente o en el futuro.

La realidad que observamos es que, en muchas ocasiones, el que las personas adquieran un vehículo, nuevo o usado, mayoritariamente financiado con elevadas tasas de interés y largos plazos, lejos de ser un signo de riqueza se convierte en lo contrario. Veamos.

Según nos enseñan en contabilidad, un activo es un bien tangible o intangible, propiedad de una empresa o persona, y un pasivo es una deuda o un compromiso adquirido. Sin embargo, estos conceptos no siempre se aplican a las finanzas personales, según Robert Kiyosaki, autor del libro Padre rico, padre pobre. Un activo es una propiedad que pone dinero en su bolsillo y un pasivo es una propiedad que saca dinero de él.

De conformidad con lo anterior, un vehículo para uso personal se transforma en un pasivo, ya que “nos saca dinero” de nuestros bolsillos, o peor, de la tarjeta de crédito.

Muchas personas en nuestro país tienen un vehículo no porque sean ricas, sino porque desean y, considero que están en su derecho, mantener un estilo de vida que les demanda la sociedad actual.

Por ello, hombres y mujeres jóvenes profesionales adquieren un vehículo nuevo apenas consiguen su primer trabajo y, casi siempre, financiando en el porcentaje máximo permitido por la entidad crediticia. Hoy, ofrecen facilidades para comprar un vehículo nuevo o usado, y la gente pareciera no estar interesada en analizar cómo será su situación financiera a partir de la materialización de esa decisión.

Si Pareto tenía razón, quizás un 20 % de quienes poseen vehículos también tengan riqueza, y el restante 80 % tenga vehículo también, pero a costa de contraer deudas que comprometen su futuro.

Si analizamos todos los costos asociados a la propiedad de un vehículo, bien podríamos concluir que para el Ministerio de Hacienda y otras entidades involucradas sí se convierte en una fuente de riqueza.

Veamos algunos de los costos asociados a su tenencia, los varios impuestos que se pagan, que representan más del 50 % del valor del vehículo al salir de aduanas.

El precio de la gasolina incluye el impuesto único sobre los combustibles, usado para el mejoramiento de la red vial nacional y cantonal. Representa cerca de una tercera parte del valor del marchamo.

El costo del mantenimiento del vehículo, sin importar si es nuevo o usado, estará sujeto al 13 % del IVA, tanto los repuestos como la mano de obra. El seguro voluntario, que se convierte en obligatorio si el vehículo es comprado con financiamiento, está gravado con el IVA. La revisión técnica vehicular también incluye el IVA. Los parqueos privados o parquímetros municipales incluyen el IVA.

Con todo lo anterior, deberíamos entender que tener un vehículo, lejos de representar riqueza para la mayoría de costarricenses, significa un buen hueco en el bolsillo.

gemeru1957@gmail.com

El autor es administrador de empresas jubilado.